El-Sistema-penitenciario-salvadoreño-y-sus-prisiones
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<strong>El</strong> sistema <strong>penitenciario</strong> <strong>salvadoreño</strong> y <strong>sus</strong> <strong>prisiones</strong><br />
Los gastos anteriores se ven relacionados con aquellos costos tangibles asociados al<br />
impacto de la violencia en el país, entre ellos los costos institucionales de administración<br />
de justicia y atención a víctimas, así como de aprehensión, juzgamiento y sanción que<br />
son asumidos por la policía, el Órgano Judicial, la Fiscalía, las procuradurías, el sistema<br />
<strong>penitenciario</strong> y otras entidades gubernamentales. Solo en el año 2003 “el presupuesto<br />
asignado a las diversas instancias gubernamentales involucradas en la prevención y combate<br />
de la delincuencia ascendió a $ 270.4 millones”, lo que representó un 1.8 % del PIB<br />
(PNUD, 2005, pág. 51).<br />
Estas son algunas de las razones por las que debe realizarse una reflexión cuidadosa<br />
sobre el uso desproporcionado de la pena de prisión a nivel legislativo, ejecutivo,<br />
judicial y fiscal, ya “que la escasez de fondos públicos bien puede ser un factor adicional<br />
por el cual el Estado se asegure de que en las <strong>prisiones</strong> se recluyan sólo los criminales<br />
más peligrosos y no sean un método para recluir a los marginados por la sociedad”<br />
(Coyle, 2009, pág. 39).<br />
“<strong>El</strong> uso del encarcelamiento que hace un país puede afectar la gestión interna de las<br />
<strong>prisiones</strong>. Cuando las <strong>prisiones</strong> están superpobladas y carecen de recursos, la gestión<br />
puede verse restringida a cubrir las necesidades básicas de vida de los prisioneros.<br />
Simplemente asegurarse de que los prisioneros tengan suficiente comida y agua limpia,<br />
una cama donde dormir y acceso a aire puro puede convertirse en una tarea de tiempo<br />
completo en algunas administraciones penitenciarias” (Coyle, 2009, pág. 21).<br />
En dicha reflexión debe considerarse también lo que representa para el Estado aumentar<br />
la inversión en materia penitenciaria que pueda comprometer la inversión social en otras<br />
áreas fundamentales como educación, salud, vivienda, entre otras, para la población en<br />
general.