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32 Marla Augusta Vintimilla<br />
sibilidades de su representación en el poema, encuentran su correlato en el discurso<br />
poético, y lo conducen por una exploración de la exterioridad del mundo marcada<br />
por una aproximación eminentemente sensorial. Leamos, a manera de ejemplo,<br />
estos versos de «Breve semblanza de la golondrina»:<br />
Cortan tus diminutas tijeras de ceniza<br />
glicinas impalpables y la hélice del viento.<br />
Tu dardo abre en el aire un surco de diamantes.<br />
Edificas el tibio hoyuelo de tu nido<br />
en las rojas tortugas que fingen los tejados.<br />
Tomados en conjunto, los rasgos que caracterizan el primer momento de<br />
configuración de la poética de El mundo de las evidencias, hunden sus raíces en la<br />
poética posmodernista de Carrera Andrade;19 de allí también que la retórica predominante<br />
sea una tentativa de reproducción sensorial del mundo mediante ritmos,<br />
imágenes, adjetivaciones y metáforas marcados por el color y la musicalidad. Son<br />
poemas relativamente breves, con la excepción de «Balada de la hija», en los que<br />
predominan las formas ceñidas de la versificación clásica en español-alejandrinos,<br />
endecasílabos, en combinación con heptasílabos- y procedimientos retórico s enraizados<br />
en el modernismo, el posmodernismo, y aun ciertas reminiscencias barrocas.<br />
Sin embargo, es necesario anotar que, desde los primeros poemas, el despliegue de<br />
las imágenes apunta hacia un simbolismo que contiene un trasfondo de reflexión sobre<br />
el sentido de la vida, y un secreto deseo de exorcizar el terror de la propia aniquilación.<br />
A medida que avanza en una problematización de las relaciones entre el yo y<br />
el mundo, pierden consistencia las certezas en la permanencia y sustancialidad de lo<br />
ya dado y cobra forma una nueva convicción: «ser es hacerse, llegar a ser». El<br />
existencialismo por una parte, pero también los diálogos suscitados por las lecturas<br />
de Eliot, Vallejo, de Rokha, Paz, introducen la conciencia del tiempo y provocan la<br />
mutación de una poética eminentemente espacial hacia otra atravesada por la temporalidad.<br />
Arrastradas por el vértigo del tiempo, advienen a la poética de Jara nue-<br />
vas preocupaciones que la alejan de su filiación posmodernista. Simultáneamente,<br />
este giro en la configuración del mundo poético quiebra los procedimientos retóricos<br />
tradicionales y abre la escritura poética hacia una mayor experimentación<br />
formal. Lo que en un primer momento fue búsqueda sensorial, mirada que explora la<br />
19. Al establecer las distancias entre la poética de Carrera Andrade y Jorge Enrique Adoum, Ramiro Rivas anota que en<br />
la de Carrera prima una «deixis», es decir la designación de un mundo que se deja contener íntegramente en la<br />
palabra, y deja ocultos los mecanismos de producción del sentido. El discurso poético así producido, no es<br />
producto de una indagación de los signos sino el resultado de «una más o menos acertada juntura de un signo y un<br />
referente extra-lingüístico». «La producción poética de Jorge Carrera Andrade y J. E. Adoum», Cultura. revista del<br />
Banco Central del Ecuador, No. 3, Quito, 1979, p. 352.