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El tiempo, la muerte, la memoria
Yo te debo ese surco de lirios en la frente
el peso azul que agobia la azucena del párpado y
el arroyo de luna que inunda tus cabellos.
También en «Elegía por el sexo de Thamar», los encadenamientos metafóricos
se orientan a establecer correspondencias entre el cuerpo femenino y la naturaleza:
Allí, bajo el gran pétalo de magnolia del vientre,
el llameante aereolito de la virginidad,
aquella mariposa dormida al fondo del volcán
(...)
En vano tu heliotropo,
tu joven sexo oloroso a panal,
fricción de astro o tizón enardecido
En suma, una poesía sobre la objetualidad del mundo en la que las evidencias
provienen de una aprehensión predominantemente sensorial. No hay una problematización
sobre la relación entre conciencia y mundo, ni entre las palabras y las
cosas. El mundo aparece como ya dado, provisto de una significación que las palabras
del sujeto enunciador no hacen sino constatar. La concepción que rige la escritura
poética es la designación: entre el mundo y la palabra no hay ningún hiato; el
mundo se deja contener sin residuos por el lenguaje. Podría decirse que hay una
continuidad entre la mirada y la palabra: ambas son mediaciones transparentes entre
el mundo y su percepción por el sujeto enunciador.
Hasta aquí, es todavía una retórica aún muy próxima al modernismo, pues el
trabajo sobre el lenguaje busca sobre todo reproducir esa exploración sensorial del
mundo, y las metáforas son fundamentalmente plásticas, sin un adensamiento conceptual
mayor. Octavio Paz dice que la poética modernista descansa sobre una
alianza entre la sensoriedad y la metáfora. «La nostalgia de la unidad cósmica es un
sentimiento permanente del poeta modernista, pero también 1o es su fascinación ante
la pluralidad en que se manifiesta (...) Dispersión del ser en formas, colores, vibraciones;
fusión de los sentidos en uno».27
El ritmo del universo, el ritmo del poema
La poética de la analogía tiene como contrapartida una retórica la repetición
rítmica; los movimientos rítmicos del poema se proponen como un doble del movimiento
rítmico del cosmos. En efecto, la poética y la retórica de la primera parte de
El mundo de las evidencias se sostienen en el movimiento. La dimensión temporal
27. «El caracol y la sirena», op. cit., p. 85.
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