14.05.2013 Views

Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Chicot quiso reírse y chancearse, según su<br />

costumbre; pero una mirada terrible <strong>de</strong>l rey<br />

le hizo conocer que el instante no era a propósito<br />

para chanzas. Entonces tomó, como<br />

los <strong>de</strong>más, sus disciplinas, sólo que en vez <strong>de</strong><br />

darse a sí propio, daba a los que se hallaban<br />

inmediatos a él, y cuando no hallaba ninguna<br />

espalda al alcance <strong>de</strong> su brazo, quitaba a disciplinazos<br />

el barniz <strong>de</strong> las columnas y <strong>de</strong>l entablado.<br />

Este tumulto volvió poco a poco la serenidad<br />

al semblante <strong>de</strong>l rey, aunque era evi<strong>de</strong>nte<br />

que su espíritu continuaba profundamente<br />

afectado.<br />

De repente salió <strong>de</strong> su cuarto mandando<br />

que le esperasen. Luego que hubo salido, cesaron<br />

las penitencias como por encanto. Sólo<br />

Chicot seguía <strong>de</strong>scargando sobre d'O, a quien<br />

odiaba, golpes que éste <strong>de</strong>volvía lo mejor que<br />

le era posible. Era aquél un duelo a disciplinazos.<br />

Enrique pasó al aposento <strong>de</strong> la reina; le<br />

regaló un collar <strong>de</strong> perlas <strong>de</strong> valor <strong>de</strong> veinticinco<br />

mil escudos; la besó en las dos mejillas,<br />

cosa que no había hecho en más <strong>de</strong> un año, y

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!