14.05.2013 Views

Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

arse <strong>de</strong> Chicot, en atención a que, como<br />

hemos dicho, era éste el que llevaba la bolsa.<br />

Chicot llegó por último con dos mulas, con<br />

las cuales caminaron veinte leguas aquel día,<br />

<strong>de</strong> suerte que por la noche, a la puerta <strong>de</strong> un<br />

herra<strong>de</strong>ro, Chicot tuvo la satisfacción <strong>de</strong> ver<br />

las tres mulas consabidas.<br />

-¡Ah! -exclamó respirando por la primera<br />

vez.<br />

-¡Ah! -contestó el fraile dando otro suspiro.<br />

Pero el ojo ejercitado <strong>de</strong> Gorenflot no vio<br />

los arneses <strong>de</strong> las mulas, ni al amo ni a los<br />

lacayos: las mulas se hallaban reducidas a se<br />

ornamento natural, es <strong>de</strong>cir, que no tenían<br />

arneses <strong>de</strong> ninguna especie, y el amo y los<br />

lacayos habían <strong>de</strong>saparecido.<br />

Al lado <strong>de</strong> aquellos animales estaban varias<br />

personas <strong>de</strong>sconocidas que los examinaban,<br />

como para adivinar sus cualida<strong>de</strong>s o <strong>de</strong>fectos;<br />

aquellas personas eran un chalán, el<br />

herrador y dos frailes franciscanos, los cuales<br />

obligaban a andar <strong>de</strong> un lado a otro a las mulas,<br />

y les examinaban los dientes, las patas y<br />

las orejas.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!