14.05.2013 Views

Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

-Ah, monseñor -repuso el que acababa <strong>de</strong><br />

abrir la puerta-, trazas tienen <strong>de</strong> eso. ¿Diréis<br />

vuestro nombre o guardaréis el incógnito?<br />

-¡Hombres armados! ¡Una celada!<br />

-Algún celoso que nos espía. ¡Po<strong>de</strong>roso<br />

Dios! ya lo <strong>de</strong>cía yo, monseñor, que la <strong>dama</strong><br />

era muy hermosa para no tener quien la galantease.<br />

-Entremos pronto, Aurilly. Mejor se sostiene<br />

un sitio <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> una puerta, que una<br />

lucha <strong>de</strong>lante.<br />

-Sí, monseñor, cuando no hay enemigos<br />

en la plaza. ¿Pero quién os dice...?<br />

No tuvo tiempo <strong>de</strong> terminar la frase. Los<br />

dos jóvenes habían atravesado con la rapi<strong>de</strong>z<br />

<strong>de</strong>l rayo el espacio <strong>de</strong> un centenar <strong>de</strong> pasos<br />

que les separaba <strong>de</strong> aquellos dos hombres.<br />

Quelus y Maugiron, que habían seguido andando<br />

junto a la pared, se interpusieron entre<br />

la puerta y los que querían entrar, a fin <strong>de</strong><br />

cortarles la retirada, mientras que Schomberg,<br />

d'O y d'Epernon se disponían a atacarles<br />

<strong>de</strong> frente.<br />

-¡Mueran, mueran! -gritó Quelus, siempre<br />

el más ardiente <strong>de</strong> los cinco.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!