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Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

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Y el fraile se levantó <strong>de</strong> nuevo cerrando los<br />

'ojos pues se hallaba <strong>de</strong>slumbrado, apoyándose<br />

en la pared, porque no podía tenerse.<br />

-Empezáis, ¿eh? -replicó Chicot sosteniéndole<br />

contra la pared.<br />

-Empiezo: "Hermanos míos, este es un día<br />

gran<strong>de</strong> para la fe; hermanos míos, este es<br />

uno <strong>de</strong> los días más gran<strong>de</strong>s para la fe."<br />

Chicot comprendió que nada podía ya sacar<br />

<strong>de</strong>l fraile y le soltó.<br />

Gorenflot, que no se sontenía en pie, sino<br />

con el apoyo que Chicot le prestaba, luego<br />

que le faltó aquél, cayó rozando la pared y<br />

dando con los pies en la mesa, <strong>de</strong> la cual <strong>de</strong>jó<br />

caer varias botellas vacías.<br />

-Amén -exclamó Chicot.<br />

Casi al mismo tiempo un ronquido semejante<br />

a un trueno hizo temblar los vidrios <strong>de</strong>l<br />

estrecho gabinete.<br />

-Muy bien -añadió Chicot-, las patas <strong>de</strong> la<br />

gallina empiezan a hacer su efecto. El amigo<br />

tiene para doce - horas <strong>de</strong> sueño, y puedo<br />

<strong>de</strong>snudarle sin inconveniente.<br />

Y en el mismo instante, juzgando indudablemente<br />

que no tenía tiempo que per<strong>de</strong>r,

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