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Alejandro Dumas - La dama de Monsoreau - v1.0.

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-Sí -contestaron los jóvenes.<br />

-Entonces ya sé dón<strong>de</strong> está; mientras que<br />

el montero mayor sigue la pista al ciervo,<br />

Bussy caza la cierva <strong>de</strong>l montero mayor.<br />

-Per<strong>de</strong>d cuidado, señores, más cerca se<br />

halla <strong>de</strong>l terreno que nosotros.<br />

-Sí -dijo Livarot-, pero estará fatigado y<br />

sin aliento por no haber dormido.<br />

-¿Acaso Bussy se fatiga? -preguntó Antraguet-.<br />

Vamos, en marcha, señores, se reunirá<br />

con nosotros al paso.<br />

Todos se pusieron en marcha.<br />

Precisamente en aquel momento distribuía<br />

Enrique las espadas a sus amigos: llevaban,<br />

pues, los angevinos diez minutos <strong>de</strong> <strong>de</strong>lantera.<br />

Como Antraguet vivía en la calle <strong>de</strong> San<br />

Eustaquio, tomaron la <strong>de</strong> los Lombardos, penetraron<br />

en la <strong>de</strong> la Vidriería, y llegaron por<br />

último a la <strong>de</strong> San Antonio.<br />

Todas estas calles se hallaban <strong>de</strong>siertas.<br />

Los labradores que venían <strong>de</strong> Montreuil, <strong>de</strong><br />

Vicennes o <strong>de</strong> Saint-Maur-les-Fossés con leche<br />

y legumbres, durmiendo en sus carros o<br />

sobre sus mulas, eran los únicos que hubie-

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