WALTER BENJAMIN: LA LENGUA DEL EXILIO - Universidad de Chile
WALTER BENJAMIN: LA LENGUA DEL EXILIO - Universidad de Chile
WALTER BENJAMIN: LA LENGUA DEL EXILIO - Universidad de Chile
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
www.philosophia.cl / Escuela <strong>de</strong> Filosofía <strong>Universidad</strong> ARCIS<br />
mismo en el estado <strong>de</strong> su importancia; él es lo significante y, sin lugar a dudas, lo<br />
significado, puesto que es siempre dueño <strong>de</strong> sí mismo -y <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>más-... significa<br />
siempre y sin residuos lo que quiere significar.<br />
"Olvido <strong>de</strong> la propia precariedad", "olvido <strong>de</strong> la muerte", podría llamarse a<br />
este <strong>de</strong>lirio <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za, a esta fascinación por lo gran<strong>de</strong>... olvido <strong>de</strong> la impropiedad<br />
-inapropiabilidad- <strong>de</strong>l ser y <strong>de</strong> la lengua. Dicho <strong>de</strong> otro modo, lo gran<strong>de</strong> no es más<br />
que imagen <strong>de</strong> una totalidad acabada; y tal imagen sólo se sostiene a distancia.<br />
Guardar férreamente esta distancia es la consigna <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r, ya que, <strong>de</strong>l mismo<br />
modo en que, por ejemplo, al acercarnos a un cuadro hasta per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista la<br />
imagen, lo <strong>de</strong>scubrimos como juego <strong>de</strong> múltiples trazos, <strong>de</strong> incontables manchas<br />
diseminadas, así también cada acercamiento inevitablemente revela que el todo<br />
aparente no es en sí mismo más que fragmentación y fisura. Lo que se olvida en la<br />
imagen <strong>de</strong> la totalidad acabada, <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za, es la finitud, el límite que distingue a<br />
cada cosa y a cada ser <strong>de</strong> sí mismo.<br />
(...) el mar está en su bahía terso como un espejo; los bosques suben como<br />
masas inmóviles, mudas, hasta la cumbre <strong>de</strong> las montañas; allá arriba,<br />
<strong>de</strong>smoronadas ruinas <strong>de</strong> castillos, tal y como ya lo estaban hace siglos; el<br />
cielo brilla sin nubes en un eterno azul. Así lo quiere el soñador. Que ese<br />
mar se alza y se hun<strong>de</strong> en miles, pero que miles <strong>de</strong> olas; que los bosques se<br />
estremecen a cada instante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las raíces hasta la última hoja; que en<br />
las piedras <strong>de</strong> los castillos en ruinas imperan <strong>de</strong>rrumbamientos y grietas<br />
constantes; que en el cielo, antes <strong>de</strong> que se formen nubes, hierven gases<br />
en luchas invisibles; todo esto tiene que olvidarlo para entregarse a las<br />
imágenes. En ellas tiene reposo, eternidad. 101<br />
108