WALTER BENJAMIN: LA LENGUA DEL EXILIO - Universidad de Chile
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www.philosophia.cl / Escuela <strong>de</strong> Filosofía <strong>Universidad</strong> ARCIS<br />
Babel es el lugar <strong>de</strong> la confusión <strong>de</strong> la lenguas, el lugar <strong>de</strong> su fractura. Babel es<br />
entonces el lugar <strong>de</strong> la traducción, pues ¿no es acaso la multiplicidad y la diferencia<br />
entre las lenguas la que da lugar a la traducción? o, dicho <strong>de</strong> otro modo, ¿no es sólo<br />
a partir <strong>de</strong> la multiplicidad y diferencia lingüística que pue<strong>de</strong> pensarse la traducción?<br />
Llevada un poco más lejos, esta pregunta pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir: ¿Qué tipo <strong>de</strong> multiplicidad,<br />
qué tipo <strong>de</strong> diferencia entre las diversas lenguas es la que supone la traducción?<br />
Para intentar dar respuesta a esta pregunta -y, en principio, con miras a<br />
<strong>de</strong>scubrir si la traducción es realmente pensable a partir <strong>de</strong> la multiplicidad y la<br />
diferencia que postula la concepción convencional <strong>de</strong> la lengua-, quisiera retomar<br />
ciertas cosas que he dicho anteriormente respecto <strong>de</strong> tal concepción. En primer<br />
lugar, me parece importante volver a referirme a la relación que para la concepción<br />
convencional <strong>de</strong>l lenguaje existe entre el nombre y la cosa nombrada. ¿Cómo le<br />
pone nombre el hombre a las cosas? Para ser consecuente con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l nombre<br />
como producto <strong>de</strong> una convención, habría que <strong>de</strong>cir que el nombre que el hombre<br />
da a las cosas es casual; en otras palabras, que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> sólo <strong>de</strong> la voluntad<br />
humana <strong>de</strong> establecer un signo que, para efectos <strong>de</strong> la comunicación, pueda<br />
intercambiarse por la cosa misma. Pura espontaneidad; así podrían <strong>de</strong>scribirse los<br />
bautizos <strong>de</strong> la convención. Nada tiene, en verdad, que ver el nombre con la cosa<br />
nombrada, nada más que la intención y el acuerdo humano <strong>de</strong> capturarla, <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>cirla, sea como sea -pero que, por razones obvias, sea <strong>de</strong> común acuerdo. De eso<br />
que en "Sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje <strong>de</strong>l hombre", Benjamin llama<br />
"receptividad", la concepción convencional <strong>de</strong>l lenguaje no sabe prácticamente<br />
nada; digamos que la roza, débil y arbitrariamente en el ámbito <strong>de</strong> aquellos nombres<br />
que dice son "onomatopéyicos", es <strong>de</strong>cir, semejantes en su sonido a aquello que<br />
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