LAS INFECCIONES DE TRANSMISIÃN SEXUAL. - Euskadi.net
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normas sociales, basadas en roles de género,<br />
diferentes para hombres y mujeres.<br />
Wingood (2002), en su versión adaptada de<br />
esa teoría, postula que las desigualdades,<br />
inequidades y diferencia de expectativas que<br />
se derivan de esas tres estructuras generarían<br />
diferentes exposiciones y factores de<br />
riesgo que aumentarían en muchos casos la<br />
vulnerabilidad de las mujeres de sufrir algunas<br />
enfermedades.<br />
Esta teoría ha sido aplicada en el campo de la<br />
salud pública fundamentalmente en el área<br />
de problemas relacionados con las ITS/VIH y<br />
con la salud reproductiva.<br />
En la tabla 107, tomada de Wingood (2002), se<br />
muestran los elementos básicos del modelo.<br />
La tabla 108 plantea de manera más detallada<br />
las situaciones –exposiciones, factores de riesgo<br />
y propiedades biológicas– que pueden favorecer<br />
la infección por HIV y sobre las que<br />
existen distintas intervenciones para disminuir<br />
ese riesgo, que son igualmente aplicables<br />
a las demás ITS.<br />
En el contexto de esta teoría, un colectivo que<br />
merece una atención especial es el de las personas<br />
que ejercen la prostitución, principalmente<br />
mujeres, que además en nuestro entorno<br />
cercano son en un alto porcentaje<br />
mujeres jóvenes inmigrantes, provenientes<br />
entre el 80-90% de otros países de menor desarrollo<br />
económico (Emakunde 2002), muchas<br />
de ellas víctimas del tráfico de personas<br />
para explotación sexual. Son mujeres que por<br />
su situación y por las características en que se<br />
dan muchas de las relaciones sexuales, no<br />
pueden garantizar siempre la realización de<br />
prácticas de sexo seguro.<br />
Cualquier empeño en mejorar la salud de estas<br />
mujeres y prevenir en ellas las ITS/VIH pasa<br />
necesariamente por el desarrollo de intervenciones<br />
en distintos ámbitos que irían desde<br />
las que prevengan las situaciones de explotación,<br />
a medidas sociales que posibiliten la mejora<br />
de oportunidades económicas y el empoderamiento<br />
de las mujeres tanto en sus países<br />
de origen como en el nuestro.<br />
8.1.2. LA TEORÍA <strong>DE</strong> LA ACCIÓN RAZONADA<br />
Y LA TEORÍA <strong>DE</strong> LA CONDUCTA<br />
PLANIFICADA<br />
Tanto la Teoría de la Acción Razonada (TAR),<br />
como la Teoría de la Conducta Planificada<br />
(TCP), que es una extensión de la TAR han sido<br />
utilizadas en el diseño de intervenciones en el<br />
área de la conducta sexual. Una descripción<br />
detallada de las mismas se puede encontrar<br />
en Montaño (2002). En los estudios de Sutton<br />
(1999; 2003) y Albarracin (2001) se evalúa y<br />
discute la utilidad de esas teorías en la predicción<br />
del uso de preservativos.<br />
Ambas teorías se centran en los factores motivacionales<br />
individuales, a los que consideran<br />
determinantes de la probabilidad mayor o<br />
menor de que se realice una determinada<br />
conducta. Asumen que todas las demás variables,<br />
tales como las demográficas o ambientales,<br />
operan a través de las variables definidas<br />
en el modelo y que no contribuyen de manera<br />
independiente a explicar la probabilidad de<br />
una determinada conducta.<br />
Estas teorías asumen que las personas se comportan<br />
de manera racional y que hacen uso de<br />
la información que tienen para llevar a cabo<br />
una conducta y que el determinante más<br />
importante, el que mejor explica o predice<br />
una determinada conducta, es la intención de<br />
conducta.<br />
Si una persona cree que el resultado de una<br />
conducta será una experiencia positiva, que<br />
será valorado de forma positiva por otras personas<br />
y que no es difícil de hacerse, es más<br />
probable que esa persona realice esa conducta.<br />
La intención de realizarla está además determinada<br />
o influenciada por normas sociales,<br />
por la percepción sobre lo que otras personas<br />
que estiman o valoran esperan que él o ella<br />
haga en una determinada situación.<br />
El control conductual puede ser visto como un<br />
continuo, donde en unos casos se ejerce un<br />
control total, por ejemplo pasear o no, pero<br />
en otros casos es más difícil realizarlo, como<br />
ocurre con las distintas conductas adictivas.<br />
El control percibido estaría determinado por<br />
las creencias de control, relacionadas con la<br />
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