confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
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elclub<strong>de</strong>lsoftware.blogspot.com<br />
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Enron, George W. Bush y mi compañía<br />
eléctrica<br />
C<br />
uando murió Torrijos hacía varios meses que no veía a Paula. Yo estaba saliendo<br />
con otras mujeres, como Winifred Grant, <strong>un</strong>a joven arquitecta paisajista que había<br />
conocido en MAIN y cuyo padre era, casualmente, el arquitecto jefe <strong>de</strong> Bechtel.<br />
Mientras tanto, Paula salía con <strong>un</strong> periodista colombiano. Seguíamos siendo amigos<br />
pero <strong>de</strong>cidimos cortar nuestra relación sentimental.<br />
Yo seguía peleándome con mi trabajo <strong>de</strong> perito experto, sobre todo con la<br />
justificación <strong>de</strong> la nuclear <strong>de</strong> Seabrook. A menudo tenía la sensación <strong>de</strong> haberme<br />
vendido otra vez, <strong>de</strong> haber recaído en el papel acostumbrado sólo por el dinero.<br />
Winifred fue <strong>un</strong>a ayuda preciosa para mí durante ese período. A<strong>un</strong>que era <strong>un</strong>a<br />
ecologista confesa, entendía las necesida<strong>de</strong>s prácticas <strong>de</strong> <strong>un</strong>a <strong>de</strong>manda eléctrica<br />
siempre creciente. Se había criado en el área <strong>de</strong> Berkeley <strong>de</strong> la bahía este <strong>de</strong> San<br />
Francisco y licenciado en la Universidad <strong>de</strong> California. Era <strong>un</strong>a librepensadora cuyas<br />
opiniones contrastaban mucho con el puritanismo <strong>de</strong> mis padres y <strong>de</strong> Ann.<br />
Nuestra relación progresó. Winifred pidió <strong>un</strong>a exce<strong>de</strong>ncia en MAIN y recorrimos en<br />
mi velero toda la costa atlántica <strong>de</strong> norte a sur hasta Florida. No teníamos prisa y a<br />
menudo recalábamos en algún puerto para que yo pudiera tomar <strong>un</strong> avión para ir a<br />
<strong>de</strong>clarar como perito, y luego regresar. Hasta que finalizó el crucero en West Palm<br />
Beach (Florida), don<strong>de</strong> alquilamos <strong>un</strong> apartamento.<br />
Nos casamos y nuestra hija Jessica nació el 17 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1982. Tenía yo entonces<br />
treinta y seis años, bastantes más que la mayoría <strong>de</strong> los futuros padres que se aburrían<br />
en los cursillos prenatales.<br />
En el as<strong>un</strong>to <strong>de</strong> la nuclear <strong>de</strong> Seabrook, parte <strong>de</strong> mi trabajo consistía en convencer a la<br />
comisión <strong>de</strong> servicios públicos <strong>de</strong> New Hampshire. Debía <strong>de</strong>mostrar que dicho tipo <strong>de</strong><br />
central generadora era el mejor y el más económico para cubrir las necesida<strong>de</strong>s<br />
energéticas <strong>de</strong> aquel Estado. Por <strong>de</strong>sgracia, cuanto más estudiaba el caso más<br />
empezaba a dudar <strong>de</strong> la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> mis argumentos. En aquella época la bibliografía<br />
estaba en<br />
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