confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
elclub<strong>de</strong>lsoftware.blogspot.com<br />
veinticuatro mil seres humanos.<br />
Profirió <strong>un</strong> leve silbido, consi<strong>de</strong>ró <strong>un</strong> rato lo que acababa <strong>de</strong> escuchar y luego suspiró.<br />
—Yo he estado a p<strong>un</strong>to <strong>de</strong> ser <strong>un</strong>o <strong>de</strong> ellos. Tenía <strong>un</strong> pequeño huerto <strong>de</strong> granados<br />
cerca <strong>de</strong> Kandahar. Hasta que llegaron los rusos. Los mujaidin los esperaban <strong>de</strong>trás <strong>de</strong><br />
los árboles y metidos en las acequias. — Alzó las manos haciendo el gesto <strong>de</strong> ap<strong>un</strong>tar—<br />
. Una emboscada.<br />
Bajó las manos.<br />
—Destrozaron mis árboles y mis acequias.<br />
— ¿Qué hizo usted entonces?<br />
Él hizo <strong>un</strong> a<strong>de</strong>mán hacia el papel que aún tenía yo entre las manos.<br />
—¿Dice ahí cuántos mendigos hay en el m<strong>un</strong>do?<br />
No lo <strong>de</strong>cía, pero contesté hablando <strong>de</strong> memoria:<br />
—Unos ochenta millones, creo.<br />
—Yo lo fui. — Meneó la cabeza. Luego se sumió en sus pensamientos y<br />
permanecimos <strong>un</strong> rato en silencio, hasta que él prosiguió—: No me gusta pedir<br />
limosna. Perdí <strong>un</strong> hijo. Así que me puse a cultivar amapolas.<br />
-¿Opio?<br />
—Sin árboles ni agua. La única manera <strong>de</strong> alimentar a nuestras familias.<br />
Sentí <strong>un</strong> nudo en la garganta y <strong>un</strong>a tristeza <strong>de</strong>primente, acompañada <strong>de</strong><br />
remordimiento.<br />
—Aquí <strong>de</strong>cimos que está mal cultivar la amapola <strong>de</strong>l opio, pero muchos <strong>de</strong><br />
nuestros ricos <strong>de</strong>ben su fort<strong>un</strong>a al comercio <strong>de</strong> la droga.<br />
Me miró fijamente y fue como si sus ojos penetrasen hasta el fondo <strong>de</strong> mi alma.<br />
—Tú has sido soldado —dijo, asintiendo con la cabeza como para corroborar tan<br />
elemental constatación.<br />
Dicho esto se puso en pie y se alejó cojeando escaleras abajo. Deseé que se quedase<br />
pero no pu<strong>de</strong> articular palabra, entonces conseguí ponerme en pie yo también, y me<br />
dispuse a seguirle. Un cartel me <strong>de</strong>tuvo. Mostraba <strong>un</strong>a imagen <strong>de</strong>l edificio en cuya<br />
escalinata acababa <strong>de</strong> sentarme, y <strong>un</strong> letrero que notificaba a los transeúntes que el<br />
cartel lo había puesto el servicio <strong>de</strong> rutas turísticas <strong>de</strong> Nueva York. Decía:<br />
El Mausoleo <strong>de</strong> Halicarnaso puesto sobre la torre <strong>de</strong>l campanario <strong>de</strong> San Marcos<br />
en Venecia en la esquina <strong>de</strong> las calles Wall y Broad, tal es el concepto inspirador <strong>de</strong><br />
Wall Street número 14, en su tiempo el edificio bancario más alto <strong>de</strong>l m<strong>un</strong>do. En<br />
sus 539 pies <strong>de</strong> altura se alojaron originariamente las oficinas centrales <strong>de</strong>l<br />
Bankers Trust, <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las instituciones financieras más adineradas <strong>de</strong>l país.<br />
229