13.04.2015 Views

confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1

confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1

confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

elclub<strong>de</strong>lsoftware.blogspot.com<br />

banquero, <strong>de</strong> <strong>un</strong> general o <strong>de</strong> la embajada estado<strong>un</strong>i<strong>de</strong>nse. Sólo sabía que, por<br />

mucho que me recibiesen en sus <strong>de</strong>spachos, me ofreciesen té y contestasen<br />

cortesmente a mis preg<strong>un</strong>tas, en el fondo quedaba <strong>un</strong>a sombra <strong>de</strong> resignación y<br />

<strong>de</strong> rencor.<br />

Empezaba a dudar también <strong>de</strong> sus contestaciones a mis preg<strong>un</strong>tas y <strong>de</strong> la<br />

vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> sus datos. Por ejemplo, yo n<strong>un</strong>ca podía presentarme por las buenas en<br />

los <strong>de</strong>spachos con mi intérprete. Era obligado concertar cita previa. Lo cual, en sí,<br />

no constituía ningún hecho extraño, a<strong>un</strong>que implicase para mí <strong>un</strong>as pérdidas <strong>de</strong><br />

tiempo enormes. Como los teléfonos casi n<strong>un</strong>ca f<strong>un</strong>cionaban, era preciso<br />

lanzarse a la caótica circulación <strong>de</strong> aquel laberinto <strong>de</strong> calles, cuyo trazado era tan<br />

complicado que a veces tardábamos <strong>un</strong>a hora en llegar a <strong>un</strong>os edificios situados a<br />

menos <strong>de</strong> <strong>un</strong> kilómetro <strong>de</strong> distancia. Y <strong>un</strong>a vez allí, nos obligaban a cumplimentar<br />

<strong>un</strong>os impresos. Al cabo <strong>de</strong> <strong>un</strong> rato, a lo mejor hacía acto <strong>de</strong> presencia <strong>un</strong><br />

secretario, quien, sonriendo educadamente —siempre con esa sonrisa cortés tan<br />

característica <strong>de</strong> los javaneses— me preg<strong>un</strong>taba qué tipo <strong>de</strong> información venía a<br />

solicitar. Y, al final me daban día y hora para la entrevista.<br />

Invariablemente, esa fecha quedaba para varios días más tar<strong>de</strong> y, cuando por<br />

fin lograba hacerme recibir, se limitaban a entregarme <strong>un</strong>a carpeta con materiales<br />

preparados <strong>de</strong> antemano. Los industriales me com<strong>un</strong>icaban sus programaciones a<br />

cinco y diez años. Los banqueros ofrecían gráficos y tablas. Y los f<strong>un</strong>cionarios<br />

oficiales tenían listas <strong>de</strong> los proyectos a p<strong>un</strong>to <strong>de</strong> emerger <strong>de</strong> las oficinas técnicas<br />

para convertirse en motores <strong>de</strong>l crecimiento económico. Todo lo que transmitían<br />

esos capitanes <strong>de</strong> la industria y <strong>de</strong> la autoridad pública, y todo lo que<br />

manifestaban durante las entrevistas, tendía a indicar que Java se disponía a<br />

abordar el boom posiblemente más gran<strong>de</strong> que ning<strong>un</strong>a economía hubiese<br />

conocido antes. Nadie, ni <strong>un</strong>o solo, cuestionó n<strong>un</strong>ca esa premisa ni me ofreció<br />

ning<strong>un</strong>a información <strong>de</strong> signo negativo.<br />

Mientras regresaba a Band<strong>un</strong>g, sin embargo, yo iba lleno <strong>de</strong> dudas en cuanto a<br />

estas experiencias, en cuyo trasfondo se adivinaba algo muy inquietante. Era<br />

como si todo lo que estábamos haciendo en Indonesia fuese <strong>un</strong>a especie <strong>de</strong> juego<br />

sin relación con la realidad. Más bien como <strong>un</strong>a partida <strong>de</strong> póquer, las cartas<br />

ocultas y todos <strong>de</strong>sconfiando <strong>de</strong> las informaciones que intercambiábamos. Pero<br />

ésta era <strong>un</strong>a partida a muerte, pues <strong>de</strong> sus resultados iban a <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r millones <strong>de</strong><br />

vidas durante los próximos <strong>de</strong>cenios.<br />

66

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!