confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
elclub<strong>de</strong>lsoftware.blogspot.com<br />
13<br />
Conversaciones con el General<br />
L<br />
a invitación me llegó <strong>de</strong> manera totalmente inesperada. Una mañana,<br />
durante aquella visita mía <strong>de</strong> 1972, estaba sentado en el <strong>de</strong>spacho que me<br />
habían asignado en el Instituto <strong>de</strong> Recursos Hidráulicos y Electrificación<br />
panameño, compañía <strong>de</strong> titularidad pública. Estudiaba <strong>un</strong>a hoja con estadísticas<br />
cuando <strong>un</strong> hombre llamó golpeando discretamente en el marco <strong>de</strong> la puerta,<br />
que tenía abierta. Lo invité a pasar, felicitándome por la oport<strong>un</strong>idad <strong>de</strong> eludir<br />
durante <strong>un</strong> rato la lectura <strong>de</strong> cifras. El se presentó como el chófer <strong>de</strong>l general<br />
y an<strong>un</strong>ció que tenía or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> llevarme a <strong>un</strong>a <strong>de</strong> las resi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> su jefe.<br />
Una hora más tar<strong>de</strong> me hallaba sentado ante <strong>un</strong>a mesita <strong>de</strong> centro. Frente a<br />
mí, el general Ornar Torrijos. Vestía <strong>de</strong> modo informal, en típico estilo<br />
panameño: pantalón militar caqui y camisa <strong>de</strong> manga corta azul claro con <strong>un</strong><br />
fino dibujo ver<strong>de</strong>. Era alto, atlético y bien parecido. Su conversación era <strong>de</strong><br />
<strong>un</strong>a campechanía insólita en <strong>un</strong> hombre con tan altas responsabilida<strong>de</strong>s. Un<br />
rizo <strong>de</strong> cabello oscuro le caía sobre la abultada frente.<br />
Me preg<strong>un</strong>tó acerca <strong>de</strong> mis recientes viajes por Indonesia, Guatemala e Irán.<br />
Los tres países le fascinaban. Pero su curiosidad se centraba sobre todo en el<br />
soberano iraní, el sha Mohammad Reza Pahlevi, entronizado en 1941 cuando<br />
los británicos y los soviéticos <strong>de</strong>rribaron a su padre acusándole <strong>de</strong> colaborar<br />
con Hitler. 1<br />
—¿Qué le parece? —me preg<strong>un</strong>tó Torrijos—. ¡Participar en <strong>un</strong> plan para<br />
<strong>de</strong>stronar a su propio padre!<br />
El jefe <strong>de</strong> Estado panameño estaba bien informado en cuanto a la historia<br />
<strong>de</strong> aquel lejano país. Comentamos cómo se volvieron las tomas en contra <strong>de</strong>l<br />
sha en 1951, cuando su propio primer ministro, Mohammad Mosad<strong>de</strong>q, le<br />
obligó a exiliarse. Torrijos, como casi todo el m<strong>un</strong>do, sabía que fue la CÍA<br />
quien le colgó al primer ministro la etiqueta <strong>de</strong> com<strong>un</strong>ista para intervenir luego<br />
y restablecer al sha en el trono. En cambio, no sabía, o al menos no mencionó la<br />
parte que me había contado Claudine, con las<br />
99