confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
confesiones-de-un-ganster-economico-john-perkins1
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
elclub<strong>de</strong>lsoftware.blogspot.com<br />
me dio las gracias por haber hablado con franqueza a sus amigos. Prometimos<br />
repetirlo en otra ocasión, nos <strong>de</strong>spedimos con <strong>un</strong> abrazo y nos encaminamos a<br />
nuestras respectivas habitaciones.<br />
Esta experiencia con Rasy <strong>de</strong>spertó mi interés por pasar más tiempo lejos <strong>de</strong><br />
mis colegas <strong>de</strong> MAIN. La mañana siguiente tenía prevista <strong>un</strong>a re<strong>un</strong>ión con<br />
Charlie. Le conté mis dificulta<strong>de</strong>s para obtener información <strong>de</strong> los dirigentes<br />
locales. A<strong>de</strong>más, muchas <strong>de</strong> las estadísticas que yo necesitaba para <strong>de</strong>sarrollar<br />
las predicciones económicas se encontraban sólo en los <strong>de</strong>spachos oficiales <strong>de</strong><br />
Yakarta. En consecuencia, ambos convinimos que yo <strong>de</strong>bía pasar en la capital<br />
<strong>un</strong>a o dos semanas.<br />
Charlie me expresó su pesar por verme obligado a abandonar Band<strong>un</strong>g para<br />
sumergirme en el bochorno <strong>de</strong> la metrópoli y yo fingí aceptarlo <strong>de</strong> mala gana.<br />
En mi fuero interno, sin embargo, aguardaba con impaciencia la oport<strong>un</strong>idad <strong>de</strong><br />
pasar algún tiempo a solas, explorar Yakarta y alojarme en el elegante hotel<br />
Intercontinental Indonesia. Pero cuando llegué a Yakarta <strong>de</strong>scubrí que ahora lo<br />
contemplaba todo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>un</strong>a perspectiva diferente. La velada en compañía <strong>de</strong><br />
Rasy y los jóvenes indonesios, así como mis viajes por el país, me habían<br />
cambiado. Por otra parte, también veía bajo <strong>un</strong>a luz diferente a mis compatriotas.<br />
Las jóvenes americanas me parecían menos atractivas. La valla metálica que<br />
ro<strong>de</strong>aba el recinto <strong>de</strong> la piscina y las rejas <strong>de</strong> hierro en las ventanas <strong>de</strong> las<br />
plantas inferiores ahora cobraban para mí <strong>un</strong> aspecto ominoso, cuando antes<br />
apenas había reparado en ellas. La comida <strong>de</strong> los lujosos restaurantes <strong>de</strong>l hotel<br />
empezó a parecerme insípida.<br />
Y otra cosa más. Durante mis re<strong>un</strong>iones con los dirigentes políticos y<br />
empresariales había observado alg<strong>un</strong>os <strong>de</strong>talles sutiles <strong>de</strong>l trato que me<br />
dispensaban. Detalles a los que no había concedido importancia al principio,<br />
pero que ahora veía como indicios <strong>de</strong> que les molestaba mi presencia. Por<br />
ejemplo, cuando <strong>un</strong>o <strong>de</strong> ellos me presentaba a otro, solía utilizar palabras en<br />
bahasa que según mi diccionario se traducían por inquisidor e interrogador.<br />
Preferí ocultarles mi conocimiento <strong>de</strong>l idioma (incluso mi intérprete estaba<br />
convencido <strong>de</strong> que yo sólo sabía recitar <strong>un</strong> par <strong>de</strong> frases convencionales) y me<br />
compré <strong>un</strong> buen diccionario bahasa-inglés, que consultaba con frecuencia tan<br />
pronto como salía <strong>de</strong> las re<strong>un</strong>iones.<br />
Pensé si aquellos apelativos serían coinci<strong>de</strong>ncias idiomáticas o<br />
interpretaciones mías equivocadas <strong>de</strong> las acepciones <strong>de</strong>l diccionario. Intenté<br />
persuadirme <strong>de</strong> que era esto último. Pero, cuanto más tiempo pasaba re<strong>un</strong>ido<br />
con aquellas gentes, más me convencía <strong>de</strong> que yo era para ellas <strong>un</strong> intruso,<br />
a<strong>un</strong>que hubiesen recibido ór<strong>de</strong>nes superiores <strong>de</strong> cooperar conmigo y no<br />
tuviesen más remedio que soportarme. Yo no sabía si esas ór<strong>de</strong>nes procedían<br />
<strong>de</strong> algún f<strong>un</strong>cionario <strong>de</strong>l gobierno, <strong>de</strong> <strong>un</strong><br />
65