"La Función Pública Nacional y la Integración Regional" - CEFIR

"La Función Pública Nacional y la Integración Regional"
la falta de información recíproca y de los efectos que esto produce en el grado de influencia que tiene el
ministerio en las negociaciones interministeriales y europeas.
Si bien los funcionarios se muestran muy positivos con respecto al sistema informal, las entrevistas también
revelaron los peligros implícitos en esta forma de actuar. Un comentario frecuente se refería a la dificultad
de disponer de una visión general de las políticas cuando intervienen distintos sectores del ministerio así
como otros ministerios. Por otra parte, los diferentes sectores de la administración intervienen al inicio,
cuando una política pasa de una fase a la otra, y quienes participan en el proceso posterior o en la
internalización práctica no siempre saben que elementos han sido, o no han sido, incluidos en una directiva,
y desearían por lo tanto estar informados de las nuevas iniciativas en fases más tempranas del proceso.
Esto muestra que hay un problema en la gestión de la interdependencia secuencial. Debido a las
modalidades informales de trabajar, los problemas relacionados con la compatibilidad y la transparencia no
han desaparecido.
También se están empleando en forma creciente las funciones de enlace, que corresponden a las divisiones
de asuntos internacionales o a funcionarios con especial responsabilidad respecto a la política de la Unión
Europea y vinculan a las divisiones de expertos con los ámbitos nacionales y europeos más amplios. Uno
de los defectos de estos cargos de enlace es el hecho que quienes los ocupan se concentran en la fase del
Consejo. No se controla cómo se incorporan las políticas europeas en las direcciones generales, cómo las
direcciones generales hacen uso de las oportunidades europeas y si las direcciones generales presentan
políticas a nivel europeo. Tienen escasa influencia sobre la forma en que operan las direcciones generales y
las direcciones en las primeras y en las últimas fases. Además, no todas las direcciones generales o
direcciones han creado funciones de enlace. Dos de las cuatro direcciones generales tienen por
consiguiente una gran dificultad para participar en los equipos intraministeriales porque no disponen de una
visión global de las políticas europeas en sus áreas. Adicionalmente, como los cargos de enlace sólo tienen
autoridad limitada, debido a la falta de personal y a mandatos limitados, los funcionarios encargados de las
funciones de enlace carecen de bases firmes desde las cuales podrían defender a Europa dentro de sus
propios sectores en el Ministerio. La débil situación de las funciones de enlace significa además que el
Ministerio en sí no tiene bases que le den una visión general de las políticas europeas o que vinculen los
temas, siendo ambos factores necesarios para participar en el juego de ‘toma y da’ que prevalece en las
negociciones europeas.
Los funcionarios también informaron que en la actualidad están trabajando más en la modalidad de grupos
de acción, particularmente como preparación para las reuniones de grupo de trabajo. Sin embargo,
contrariamente a lo que podría esperarse a partir de la literatura sobre las organizaciones (cf. Beer et al.,
1990; Meyer, 1993) y considerando la complejidad de los temas, los grupos de acción no se utilizan en
forma lo suficientemente amplia. Existen sólo en un número limitado de áreas complejas donde diversos
sectores del ministerio deben participar en las negociaciones por ejemplo, preparando negociaciones sobre
la liberalización de los mercados para la energía y las telecomunicaciones. En muchos casos, la carga de
trabajo y las limitaciones de tiempo los obligan a limitar la coordinación a contactos bilaterales informales.
Aun cuando se convoque a una reunión de un grupo de acción, la misma no siempre cuenta con la
asistencia deseada.
Los entrevistados opinaron que los avances en el uso de equipos han sido decepcionantes. Un equipo a
nivel de la cúpula (la Reunión del Secretario General con los Directores Generales) participó al comienzo
del proceso de cambio en 1991 pero la adaptación futura del ministerio a la integración europea quedó a
cargo de escalafones inferiores. Otro, creado en 1992 a nivel intermedio (Reunión de Europa) tampoco
logró transformarse en un órgano eficaz. Una de las razones de esto fue que el cargo de presidente (ver a
continuación la función integradora) era muy delicado. Si un director de la Dirección General de Relaciones
Económicas con el Exterior debía presidir la reunión -lo cual habría sido lógico porque esta dirección
general posee el conocimiento europeo necesario además de un panorama general- las demás direcciones
generales se negaban a cooperar porque consideraban esto como una continuación de la distribución previa
de responsabilidades europeas y no deseaban funcionar a las órdenes de esta dirección general. En
consecuencia, la Reunión Europa fue presidida por un director de esta dirección general pero su mandato
se limitó a presidir las reuniones. De ahí que estos equipos son generalmente considerados órganos
débiles. Debido a que estos equipos no han asumido una responsabilidad continuada en los acuerdos
respecto a la administración interna de las políticas europeas por parte del ministerio ni en la gestión del
cambio, el ministerio tiene por ende dificultades para formular las metas, prioridades y estrategias y para
controlar el comportamiento de las direcciones generales en asuntos europeos así como para la resolución
de problemas. Por lo general los inconvnientes no son superados en el momento en que se presentan, esto
se debe en gran parte a la existencia de obstáculos que traban la coordinación intraministerial (como ser el
principio de no intervención).
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