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"La Función Pública Nacional y la Integración Regional" - CEFIR

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"<strong>La</strong> Función Pública <strong>Nacional</strong> y <strong>la</strong> Integración Regional"<br />

que ahora están obligados a operar los Estados miembros. Parale<strong>la</strong>mente, sus políticas e instituciones han<br />

redefinido <strong>la</strong> estructura de oportunidades de los actores políticos y económicos que no pueden basar sus<br />

expectativas en <strong>la</strong>s fronteras nacionales, alterando <strong>la</strong>s redes tradicionales de <strong>la</strong>s políticas públicas y<br />

promoviendo importantes cambios institucionales. En resumen, <strong>la</strong> Unión Europea no sólo ha diluido el<br />

concepto de soberanía estatal, sino que ha hecho inservible <strong>la</strong> vieja distinción entre asuntos nacionales e<br />

internacionales y los modelos convencionales de e<strong>la</strong>boración e imp<strong>la</strong>ntación de políticas públicas.<br />

Apareciendo como una de <strong>la</strong>s innovaciones más prometedoras en <strong>la</strong>s capacidades de gobernar en el<br />

ámbito global (Dror, 1996), <strong>la</strong> institucionalidad europea no puede entenderse adecuadamente con <strong>la</strong>s<br />

teorías del Estado contemporáneo (Metcalfe, 1996).<br />

Por último, este conjunto de tendencias es en parte <strong>la</strong> causa y el resultado de un cambio en <strong>la</strong>s corrientes<br />

de pensamiento en torno al Estado. <strong>La</strong> teorización de los fallos del Estado va ganando partido<br />

progresivamente a <strong>la</strong> de los fallos del mercado, creado un clima favorable a <strong>la</strong> sustitución del paradigma<br />

precedente. <strong>La</strong> ciencias sociales y <strong>la</strong> economía en particu<strong>la</strong>r ofrecen un panorama en progresivo deterioro<br />

de <strong>la</strong>s políticas y de <strong>la</strong> organización estatal proponiendo recambios radicales. <strong>La</strong>s teorías de <strong>la</strong> elección<br />

pública, el monetarismo, <strong>la</strong> economía de <strong>la</strong> organización, el movimiento institucionalista y <strong>la</strong> filosofía política<br />

neoliberal se convierten en pi<strong>la</strong>res de <strong>la</strong>s nuevas políticas que favorecen <strong>la</strong>s políticas de oferta frente a <strong>la</strong>s<br />

de demanda, <strong>la</strong> restricción frente al expansionismo fiscal, el mercado frente a <strong>la</strong> burocracia, <strong>la</strong> comunidad<br />

frente a <strong>la</strong>s instituciones, <strong>la</strong> elección individual frente a <strong>la</strong> p<strong>la</strong>nificación o el libre comercio frente al<br />

proteccionismo. Estas corrientes han ido ganando fuerza gracias a su difusión por multitud de think-tanks,<br />

instituciones públicas y privadas, redes académicas y organizaciones internacionales como el Banco<br />

Mundial, el Fondo Monetario Internacional, <strong>la</strong> Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos<br />

(OCDE) y <strong>la</strong> Comisión Europea.<br />

<strong>La</strong> caída del muro ha reforzado estas tendencias, eliminando una coartada que justificaba <strong>la</strong> inamovilidad de<br />

ciertas políticas e instituciones y acelerando el proceso de globalización económica, política y social. Como<br />

hemos tratado de explicar, <strong>la</strong> crisis de <strong>la</strong> cosa pública obedece a causas profundas que afectan en diverso<br />

grado a todos los países europeos y tienen que ver con el desfallecimiento del modelo de razonamiento en<br />

torno a <strong>la</strong> satisfacción de los intereses colectivos, que ha prevalecido en este siglo. Los cambios descritos<br />

tienden a cuestionar sus propios presupuestos de partida, esto es, su sentido económico, su legitimidad<br />

política y su lógica de intervención sobre <strong>la</strong> sociedad, creando <strong>la</strong> oportunidad al desarrollo de diversas<br />

alternativas teóricas y prácticas, que se verán concretadas en función de <strong>la</strong>s circunstancias de cada país.<br />

2.2 El contexto interno como desencadenante inmediato de <strong>la</strong>s reformas: modalidades<br />

Aunque todos los países europeos se encuentren sometidos a unas mismas tendencias económicas,<br />

políticas y sociales, ello no les obliga a reaccionar de <strong>la</strong> misma forma. Por un <strong>la</strong>do, su situación de partida<br />

no es <strong>la</strong> misma, lo que hace que <strong>la</strong>s tendencias descritas produzcan consecuencias diferentes en cada país;<br />

por otro <strong>la</strong>do, <strong>la</strong> relevancia de <strong>la</strong>s presiones externas para el cambio depende de <strong>la</strong> capacidad de<br />

percepción de <strong>la</strong>s mismas, es decir, de un contexto interno receptivo (Pettigrew, 1992) que interprete los<br />

acontecimientos externos en c<strong>la</strong>ve de necesidad de reformas. No es de extrañar, por tanto, que pese a<br />

estar sometidos a tensiones externas muy simi<strong>la</strong>res, los Estados europeos osci<strong>la</strong>n entre reformas con<br />

diversas ambiciones y resultados y <strong>la</strong> ausencia de reformas.<br />

Entre los factores que pueden servir para explicar <strong>la</strong> emergencia de estas políticas en un país, así como sus<br />

intencionalidades y disposiciones más relevantes, vamos a destacar tres: en primer lugar, <strong>la</strong> medida en que<br />

los cambios económicos provocan una situación de crisis en <strong>la</strong> hacienda pública que hacen inevitables <strong>la</strong>s<br />

reformas asociadas a objetivos de política económica; en segundo lugar, <strong>la</strong> ideología política dominante y<br />

sus convicciones en torno a <strong>la</strong> necesidad de cambios en el sector público y <strong>la</strong> dirección de éstos; y, en<br />

tercer lugar, el perfil institucional acuñado por el Estado, expresado en su tamaño, su grado de<br />

centralización, sus formas tradicionales de intervención y sus re<strong>la</strong>ciones con <strong>la</strong> sociedad.<br />

A partir de estos factores podemos aventurar al menos cuatro grupos de políticas de reforma,<br />

caracterizados por contextos internos diversos que nos ayudan a entender sus intencionalidades, aunque,<br />

como veremos más ade<strong>la</strong>nte, ello nos les impida compartir algunos de sus contenidos.<br />

2.2.1 Reformas rupturistas<br />

En contra de <strong>la</strong> impresión generalizada sobre el ascenso de <strong>la</strong> nueva derecha y su impacto ideológico en <strong>la</strong><br />

transformación del Estado, este fenómeno tiene en <strong>la</strong> Unión Europea un escenario bastante concreto y, se<br />

podría añadir, ais<strong>la</strong>do: el Reino Unido. Es aquí donde <strong>la</strong>s "políticas de convicción" (Metcalfe y Richards,<br />

1987; Dunsire y Hood, 1989) permiten explicar <strong>la</strong>s reformas como un esfuerzo deliberado por "hacer<br />

retroceder <strong>la</strong>s fronteras del Estado", tal y como defendía <strong>la</strong> Sra. Thatcher en su primer manifiesto electoral.<br />

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