"La Función Pública Nacional y la Integración Regional" - CEFIR

"La Función Pública Nacional y la Integración Regional"
La duodécima Reunión del Grupo de Expertos convocada por el Departamento de Apoyo al Desarrollo y de
Servicios de Gestión de las Naciones Unidas (DADSG), en base a la experiencia adquirida en la asistencia
a los países en desarrollo y de los países con economías en transición para el fomento de la capacidad de
la administración pública para el desarrollo, realizó una importante revisión de la agenda relevante de temas
involucrados, así como recomendaciones para fortalecer el papel de las Naciones Unidas en esta esfera
(Naciones Unidas, 1996).
En ella se incluyeron, entre los más importantes: a) el incremento de las capacidades de elaboración de
políticas, fortalecimiento de la capacidad de gobierno y mejoramiento de los sistemas de administración
pública; b) fortalecimiento de la gestión financiera del sector público; c) el desarrollo de los recursos
humanos basado en el profesionalismo en la función pública; d) mejoramiento de la eficacia y el rendimiento
del sector público. Se recomienda a las Naciones Unidas organizar el intercambio de experiencias,
promover el estudio de casos y la capacitación de profesionales en materia de políticas, asistencia técnica
en materia de reestructuración administrativa, asesoramiento para fortalecer la capacidad de las
instituciones de capacitación, ejercer a responsabilidad de estructurar y promover la cooperación, mantener
y apoyar redes de investigación aplicada, brindar acceso a los mejores sistemas y prácticas en materia de
tecnología y ayudar a su aplicación. Se recomienda la creación de red de comunicaciones en tiempo real
entre profesionales innovadores en materia de gestión, creando un instituto virtual para compartir
información, documentos, experiencia y asesoramiento
4.2 Restricciones para la cooperación eficaz
Los actores destacados del proceso de cooperación son el que la requiere y el que la suministra, el
demandante y el oferente de cooperación. La entidad y perspectiva que cada uno de ellos tienen es decisiva
a la hora de evaluar la capacidad de obtención de resultados efectivos.
Visto el proceso desde la demanda, el estatus institucional del receptor es de gran relevancia, porque incide
decisivamente en la capacidad de implantación el poder de decisión -político o legal-, el control de los
recursos o las mismas condiciones técnicas de ejecución/recepción de propuestas. Estas dimensiones de
poder operan, por ejemplo, al momento de reclutar los asistentes a un programa de formación, su retención
e incluso la convicción que puedan tener sobre la pertinencia, oportunidad y aplicabilidad de aprendizajes.
Otra restricción a destacar en la institución receptora tiene que ver con el grado de inserción que en su
estructura tiene el programa de asistencia o cooperación. Ya sea que se deba a consideraciones sobre
supuesta debilidad del recurso humano actual, o la eficacia relativa de acciones de capacitación, o por la
vinculación a estructuras institucionales paralelas de los proyectos, incluso porque ellos mismos se
convierten en tales estructuras, las inversiones en cooperación pueden resultar inocuas.
Las dos cuestiones mencionadas tienen especial importancia para es desarrollo eficaz de la cooperación,
pero conviene revisarlas desde la perspectiva de la acción de redes de cooperación. Se ha mencionado que
las redes cargan aún con ciertos estigmas de organización burocrática, y el influjo de las estructuras
jerárquicas, así como la falta de práctica en comunicaciones abiertas o la tendencia a resguardar el ámbito
organizacional, limitan el desarrollo potencial de las redes. Las herramientas que las mismas ponen en
circulación están muchas veces subutilizadas.
Vista desde la "oferta", más allá de las formas y sistemas por los que se canalice la cooperación, los valores
que se transmiten y el contexto en que se originan constituyen una restricción al momento de evaluar
resultados. Keraudren (1994) advertía sobre que las causas de fondo de los fracasos en incorporar
innovaciones en la función pública deben buscarse en la "cultura" administrativa, dado que a veces incluyen
metas pertenecientes a la dimensión cultural ambiguas y hasta contradictorias.
Kessler (1993) se interroga en qué medida la cooperación internacional no es más que un intento de los
países occidentales de implantar sus propios valores en los países en desarrollo, y plantea el interrogante
acerca de si es viable un sistema diseñado por expertos y que no es el resultado de un proceso histórico,
producido y aceptado por la comunidad local en el que se supone que tiene que funcionar. Reconoce que la
intervención más específica y en mayor escala de las organizaciones internacionales en los sectores
institucionales de los países en desarrollo, está modificando el esquema tradicional de cooperación
administrativa y que se ha hecho frecuente la aplicación de "condicionalidades", que implican que los
préstamos de asistencia financiera se encuentran vinculados con la implementación de una reforma
específica de los sectores públicos como parte de un diseño macro de democratización y racionalización de
la administración. Advierte que las posibles consecuencias negativas generadas a nivel de la opinión
pública por este tipo de estrategias deben ser tomadas en consideración por los países industrializados
(Kessler, 1993).
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