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int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

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cuentos de <strong>encuentro</strong>Revelación en Mantua(Homenaje a Thomas Mann)Vicente EcherriA Luis Valdivieso y a Julio Gómez,por sus amables recuerdos de Italia.Había llegado a roma una mañana calurosa y húmeda luego deinnumerables escalas en todos los sitios del camino que suscitaban su curiosidad.Venía de Brindisi —es decir, desde Grecia, fatigado de ruinas milenariasy casas encaladas, para entrar en la gloria de Italia—, y se sentía, de súbito,exaltado por un paisaje que daba cuenta, <strong>com</strong>o ningún otro que antes hubieravisto, de la pujanza de una cultura, de la obra de una civilización que hasometido del todo a un territorio sin dejar resquicio a la barbarie, y donde loagreste era ficticio, una imitación de cuadros de Bellini, de Poussin, de Lorenzetti,que la naturaleza, dócilmente, copiaba.Fue a parar a un hotelito del barrio de San Pietro, en una calle que naceen la Porta Angelica del Palacio Vaticano, junto al cuartel de los guardias suizos—quienes se muestran semidesnudos desde sus dormitorios y que, por señas,conciertan citas con mujeres y hombres apostados en la acera de enfrente.Mucho después, andando por esas mismas calles, Carlos Prats —elegante,mundano, que aún aparentaba los cuarenta años que debió haber tenidoentonces —trataba de explicarme el espíritu con que había emprendido aquelprimer viaje, su deseo de que la pasión por el arte, que le infundía una suertede beatitud, de <strong>com</strong>unión con el mundo que lo rodeaba, no se viera enturbiadapor inquietudes más inmediatas. Pero esa otra belleza, que siempre lo acechabadesde un rostro, desde una mirada, no habría de darle tregua.Casi todas las habitaciones del hotelito estaban ocupadas por estudiantesde una escuela de Padua que venían a examinarse a Roma. Desde el primerdía se tropezó con ellos y hasta llegaron a molestarle sus estrépitos. Todosparecían un tanto rústicos, menos Alesio, a quien descubrió al segundo día deestar en el hotel, cuando el muchacho pasaba, semidesnudo, de una habitacióna la contigua dejando sus huellas de humedad en el piso. Le impresionó sutorso, armónico, ligeramente atlético y, al mismo tiempo, frágil; el pelo castaño,casi rubio, tan <strong>com</strong>ún entre los italianos del Norte, y la insólita hermosura de 171<strong>encuentro</strong>cuentos de <strong>encuentro</strong>

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