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int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

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uena letrabuena letra286<strong>encuentro</strong>recerían más de un libro, en Iberoaméricase produce el dramático fenómeno de la coexistenciade una clase media culta, acasomás que las que se dan en muchos paísesdesarrollados, capaz de producir El siglo delas luces, Trilce, Conversación en la catedral, Lajungla o El oscuro esplendor, y una realidad rodeadade miserias e imposibilidades, capazde producir a Menem, Castro, Fujimori o elpri. Si Carpentier significa, entre otras muchascosas, la mitificación de la realidad yLezama la realización del mito, en Piñeraencontramos —por primera vez de formatan directa y al mismo tiempo tan formidablementeliteraria— su negación. A pesarde ello, Álvarez-Tabío reconoce y expone lospuntos bélicos entre las obras de Lezama yPiñera. Porque aunque Lezama <strong>com</strong>partíaformalmente el catolicismo que en otrosmiembros del grupo era orgánico, en su literaturademuestra un paganismo contundente.Y en lo pagano hay siempre desorden,multiplicidad, lo que no ocurre con elabsolutismo monoteísta, que presupone yobliga a lo binario. Pero a pesar de esas afinidades,eran también muy dist<strong>int</strong>os. Comomuy felizmente dice la autora, la risa de Lezamase trastocó en trompetilla 2 . ReinaldoArenas, el otro escritor que <strong>com</strong>parte conPiñera los espacios de «La ciudad dislocada»,convertirá la trompetilla en delirante ydestructora carcajada.Como se puede constatar, el abandonodel criterio cronológico es, en esta parte dellibro, total. En la década de los sesenta, yaexiste en Cuba una tradición literaria tan<strong>com</strong>pleja que permite establecer nexos entreautores nacidos en épocas diferentes. Ymuchos escritores han creado escuela, notanto (o no solo) por su influencia estrictamenteestilística, sino por su actitud ante laliteratura y la realidad (o irrealidad, <strong>com</strong>ose prefiera) circundante. Y Arenas heredade Piñera esa mirada sardónica y deconstructoraque difiere de la organizada que<strong>com</strong>parten figuras tan disímiles <strong>com</strong>o Carpentiero Lezama, aunque su actitud ante ellegado es <strong>com</strong>pletamente dist<strong>int</strong>a a la de su2La cita no es literal.maestro. Además de las naturales diferenciasde temperamento, han ocurrido demasiadascosas en Cuba y en el mundo paraque pueda persistir una continuidad; entreotras, esa nueva ruptura llamada RevoluciónCubana. Al fin y al cabo, Virgilio <strong>com</strong>partecon los origenistas un distanciamiento de lacotidianeidad política que Arenas no puedepracticar aunque su literatura evidencia queque no era precisamente un animal político.Ni siquiera un ser dotado de sensibilidadhistórica. Pero la política, disfrazada de historia,irrumpe brutalmente en su vida y lohace reaccionar con obras tan distanciadasde su sensibilidad <strong>com</strong>o El color del verano,que forma parte de lo más prescindible desu obra.A pesar de ello, ese forzado <strong>encuentro</strong>termina por engendrar Antes que anochezca,uno de los libros más necesarios de los últimos40 años.Pero ya estamos en la sexta y última invenciónde La Habana: «La ciudad campamento»,signada, entre otras muchas cosas,por la invación campesina (sobre todooriental) de la cual el propio Arenas es unprotagonista y <strong>com</strong>partida por este autor,Guillermo Cabrera Infante y Severo Sarduy.La dictadura de Fulgencio Batista y esanueva <strong>int</strong>errupción protagonizada por losdesconcertantes barbudos (versiones contradictoriasde un mismo fenómeno: el voluntarismoautoritario) han provocado el olvidode lo que fue La Habana durante ladécada de los cincuenta. Fue muchísimascosas, pero su lectura (y escritura) ha sidosiempre segmentada. Y no se trata de reclamaruna <strong>int</strong>erpretación <strong>int</strong>egradora, probablementeimposible, pero sí al menos una<strong>int</strong>ención incluyente, de la que carecemos.Un millón de habitantes, trescientos mil automóviles,la corrupción generalizada, la floridizaciónrepresentada por una hosteleríakitsch y sumamente confortable, MeyerLansky y Santos Trafficante, las valerosas yalocadas acciones del Movimiento 13 deMarzo, Tropicana, la represión batistiana yla teatralizada irrupción de un ejercito debarbudos casi hippies nos han hecho olvidarotros procesos más recónditos y que tal vezhubieran podido decirnos algo.

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