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int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

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uena letraotra, y que en esa metamorfosis de escenas,el poeta siempre <strong>com</strong>prende que la vida y lapalabra son la misma cosa, y que las dos, <strong>com</strong>oentidades exteriores, pueden herir, puedendolerle al hombre en la dinámica del<strong>int</strong>ercambio.Pero Luis Marcelino Gómez posee el elementoque lo salva de los rasgos negativosmetafóricosde la vida: la imaginación quea<strong>com</strong>paña al cuento, el duende de su niño<strong>int</strong>erior; su alma se recibe en su poesía conversos <strong>com</strong>o el siguiente: «¿Entenderán lasplantas/ o la sutil mariposa del jardín/ quetanta soledad no le cabe en las manos?». Su<strong>com</strong>unión es con la naturaleza, y espera todavíacon esperanza, que también le toque aél la magia de un final feliz, y cito: «¿Llegaráalguien al fin a despertarle?».En algunos de estos primeros poemas amenudo encontramos referencias clásicas:el Minotauro, Ariadna, Sísifo, Teseo; la mitologíaes una síntesis silenciosa de lo quedescribe dentro de contexto existencial.¿No somos todos un poco él cuando dice:«mi inútil destino de Sísifo?».Luis Marcelino Gómez continúa, en esteviaje del lenguaje, entregándonos pruebassolitarias de experimentos poéticos; la analogíade su poema Génesis, donde la máquinade escribir se convierte en el espacio querecibe su semen creados, y el hijo-poema semanifiesta. Junto a este tema de imágenesanálogas, el poeta también practica ciertojuego rítmico de palabras que forman a lavez una imagen visual para el lector. Se veque son elementos trabajados, puestos encierto lugar en el papel para crear una simetríavista/ sonido.Confieso que prefiero su caminar dentrodel poema suelto y anegado de conciencia;cuando su verbo se vuelve por momentosbarroco, moviéndose <strong>int</strong>encionalmente hacialos adjetivos técnicos, el poema le pierdeesa dulzura que tan fácilmente recobra enotro diminutivo poema con versos tan limpios<strong>com</strong>o éste: «¿Qué es e arcoiris madre?/Hijo, el sueño del agua».El juego poético de este poeta, <strong>com</strong>o dijeanteriormente, salta de experiencia en experiencia:unas vividas, las otras habitándolesolamente en el espíritu; de las vividas, elamor, en todo su esplendor corporal, tomafuerza y dedicación de entrega: «Te he poseído/hasta que las hormigas han cubiertolas carnes...».También, desde el tema del amor, el poetanos lleva a otros juegos poéticos donde sepermite el uso de un prefijo para formar variantesde palabras que le entregan un poemadiminuto; <strong>com</strong>o un grillo saltas sus palabras:«hipersufro; hipermuero; hiperamor»en el campo fértil del poema.El poeta <strong>com</strong>o buscador de respuestas,también nos incita a las preguntas, a la filosofía<strong>int</strong>erior, a las conclusiones que nos evitaríantanta vida equivocada.Escarbar el cosmos no es solo el oficiodel científico; el poeta ayuda en su fórmula.Luis Marcelino no es menos en estabúsqueda que nos da la libertad necesaria.Cito su poema: «Una cuarta de agua másun puñado de partículas./ Si eso somos:agua y partículas/ río, océano. Si nube somos/y lluvia, diluvios, tornados, huracanes,/arcoiris:/ acrónicas metáforas deagua./ ¿Por qué entonces, Hombre?». Yo lediría: porque es la percepción de lo creemosver. En física cuántica, el observadorcambia la onda en partícula; congela aimagen; pero la imagen es lago que se cree,y por eso se ve; si huir de ser hombre/ mujer/entidad/ humanidad… nos liberaríadel sufrimiento y de la percibida soledad,todos preferiríamos ser agua y partícula;pero ¿quién nos asegura que dentro deuniverso personal del agua y la partículano hay sufrimiento? Quizás el agua y lapartícula también conocen la misma soledadque experimenta la humanidad, y entonces,¿por qué no ser? Porque lo que seaque es, desde el momento que concientizasu existencia, percibe separación y soledadde solo.De aquí que este libro y los poemas quelo contienen, pregunta incesantemente, yde forma disfrazada a veces, ¿por qué la canciónse canta a solas?Y seguimos en la excursión de esta poesíadefinida bajo los números que busca en lacábala una bendición disimulada. ¿Buenasuerte quizás? La segunda parte del libro, tituladaRomanza para violín opus 50, se a<strong>com</strong>- 293<strong>encuentro</strong>buena letra

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