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int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

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Carlos Espinosa homenaje a lorenzo garcía vega24<strong>encuentro</strong>¿Puedo aclarar más lo que estoy <strong>int</strong>entando decir? Bien, me parece quepuede afirmarse que Lezama sublima e idolatra el límite (es decir, fingecon su idolatría que ésta no existe), mientras que Virgilio, al contrario,patalea contra él. Pero si nos acercamos más, podemos sospechar queambos <strong>com</strong>parten la idolatría de las formas, ya que Piñera acaba por convertiren objeto de adoración a ese fetiche literario que es esa muralla kafkianacontra la cual, muy estéticamente, se regodeaba dándose de cabezazosliterarios contra ella (o sea, que quizá Virgilio, encerrándose en uncírculo vicioso, fue al mismo tiempo Acteón y los perros).Sí, efectivamente, sobre Virgilio hay bastante que decir. Volver sobre surelación con su circunstancia literaria cubana, y también recordar que elprecitado José Bianco, <strong>com</strong>parándolo con Carpentier y Lezama, dijo: «VirgilioPiñera no es menos barroco que sus dos <strong>com</strong>patriotas». Una relacióncon la circunstancia de su momento que también lo acerca hasta a los prejuiciosde los origenistas, pues de la misma manera que Fina GarcíaMarruz ha dicho «que Freud nos aburría», encontramos a Virgilio diciendo,en uno de sus cuentos que «Un espíritu vulgar o muy psicoanalistahabría determinado que...». ¡Una rara <strong>com</strong>paración, por cierto!Y, por último, hay algo que se encuentra en Aire frío, la pieza autobiográficade Virgilio, y que creo sería un punto digno de estudio: y es que enesa obra, tan centrada en las horribles circunstancias de un momentocubano, cuando se hace referencia a Fulgencio Batista se le designa <strong>com</strong>o«el mulato». ¡Fíjate! No se le dice el tirano, ni el ladrón, ni ningún otrovejamen, sino que, <strong>com</strong>o el mayor insulto, se le dice «el mulato». ¿No espara que los críticos se acercaran a eso? ¿Cómo podría ser un estudiodonde se <strong>com</strong>parara «el tapujo» de Paradiso —esa parafernalia de «la grandezade una familia venida a menos»—, con esa otra familia de paupérrimaburguesía, provinciana pero blanca, a la que pertenecía Virgilio y endonde el mayor insulto consistiría en ser mulato? ¿Habrá alguién que lemeta el diente a eso? Me temo que el cubano sigue mirando para el otrolado, cuando se tocan ciertos temas.c.e.: ¿A quiénes reconoce usted <strong>com</strong>o sus antecesores literarios, aquellos autores delos que más ha aprendido?l.g.v.: Bueno, Carlos, yo creo que tu pregunta más bien la voy a formular así:¿de qué manera has arreglado tu potaje literario? Y mi respuesta es: enredándolo<strong>com</strong>o pueda, hasta ver cómo me puedo construir un buen Laber<strong>int</strong>o.Fíjate, la cosa es, <strong>com</strong>o lo son todas las cosas mías, de una claridadmeridiana. Desde mi <strong>com</strong>ienzo tuve en cuenta lo dicho por Rubén Darío:«Qui pourrais-je imiter pour être originel?», me decía yo. Pues a todos. De cadacual aprendía lo que me agradaba, lo que cuadraba a mi sed de novedad ya mi delirio de arte; los elementos constituirán después un medio de manifestaciónindividual. El caso es que resulte «original».Pues bien, —y «guardando las distancias», <strong>com</strong>o se decía en Cuba—, yotambién, al seguir el consejo de Darío, he resultado original. Partiendo delos surrealistas (pues mi tuétano último es el surrealismo, y esto de tal modo

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