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int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

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uena letrabuena letra264<strong>encuentro</strong>La de Brull fue lo primero a partir de1928, fecha de la aparición de los ya mencionadosPoemas en Menguante. Ya para ese entoncesque nuestro poeta se ha encontrado así mismo dentro de un molde muy holgado,pues sabe muy bien distanciarse de las exageracionesdel abate Bremond, quizá por la influenciaque recibe de Paul Valéry.A partir de ese momento sucede algomuy importante en su obra: incorpora el juegoa sus versos con la consecuencia de locual también cultiva la jitanjáfora, recitadapor una de sus hijas y que es pura <strong>com</strong>placenciaen la palabra nacida de la <strong>com</strong>binaciónpuramente fonética de sonidos, carentede todo valor semántico y halagando al oídoal traerle tal vez un mensaje imposible de serexpresado en un obrador de significación.Y aquí es quizá donde se realiza lo mejorde su aventura: mientras el surrealismo, el dadaísmoy los otros istmos que <strong>com</strong>piten por elfavor del público en las terrazas del barrio latinode París se entregan ciegamente a la sucesiónde imágenes, temiéndole en la gestacióndel poema a la <strong>int</strong>ervención del <strong>int</strong>electo,Don Mariano, abriendo los ojos hasta la desmesura,cultiva la lucidez y le regala al poemauna transparencia inimaginable dada su naturaleza.Claridad, por supuesto, radicalmentedist<strong>int</strong>a de la neoclásica, ni obtenida por unrazonamiento, ni tampoco por una sentenciamoral. Don Mariano la inaugura y aún hoy resultaprácticamente imposible de escribirla.Al editar Canto Redondo en 1934 ya nuestropoeta ha madurado. Emilio de Armasacierta rotundamente cuando añade que eneste cuaderno el juego funciona «<strong>com</strong>o fugahacia el instante inaprensible». Así es. Ypuedo añadir que toca ese instante a su maneramuy peculiar insuflándole al juego unsoterrado talante metafísico imposible deser fijado en tal verso o en tal imagen, peroque se reconoce sin dificultad a cada lecturaque se hace del conjunto del poema.Y <strong>com</strong>o lo propio del juego en cierta medidaconsiste en hacer que la realidad pierdasu pesadumbre mediante un movimientocontinuo de apariciones y desapariciones,este ir y venir de la misma termina manifestándoseen una ausencia, cuyo «símbolo mejores el vacío dejado por una estatua en elagua, presencia nueva en virtud de la ola yel sol que asedian ese vacío».Cierto. El gran hallazgo realizado porDon Mariano al concluir sus tre<strong>int</strong>a y ochoaños de ejercicio poético —desde la Casa delSilencio hasta Nada más que... en 1954— es laausencia cuya presencia brilla a la luz del sero se hace opaca atraída por la nada.Emilio de Armas concluye que la poesíade Don Mariano termina rindiéndose a lafuerza de la nada y que la tensión existenteentre la imagen y el tiempo, destinada laprimera a fijar en lo eterno lo que su <strong>com</strong>pañeroy enemigo destruye por imparablessucesiones se rompe a favor suyo.En este punto no le puedo dar la razón aEmilio de Armas. En el prefacio de Nada másque... y a pesar de que «el palacio de la rosaen ruinas se desploma sin ruido y que el juegode la poesía consiste en mecerse sobre lasarenas de la nada», también bucea «en la aparienciadel ser y del no ser, que, de tal modose juntan entre sí, y sin dejar de mantenersedist<strong>int</strong>os se funden en perfecta igualdad».Me parece que la última palabra de MarianoBrull no fue apostar por la nada, almenos no por la nada absoluta que significaausencia total de ser. Don Mariano creyó enesta misteriosa unión, sin fusión, del ser ydel no ser sobre la cual ni él ni nadie podíani puede dar explicación alguna. Se <strong>int</strong>uyeen tal ausencia la presencia de lo que se haausentado y basta con eso. ■Las provincias del cuentoRolando Sánchez MejíasVirgilio PiñeraCuentos CompletosEditorial AlfaguaraMadrid, 1999, 603 pp.1Un miércoles de 1954 Witold Gombrowiczanota en su Diario: «Virgilio Piñera (escritor

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