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int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

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Dolor en los cayos Las perspectivas no son halagüeñas. Lamentablemente el Gobierno insisteen el desarrollo insostenible de la industria turística con la <strong>com</strong>plicidad oportunistade inversionistas que han depredado los recursos naturales en otrospaíses para obtener ganancias a corto plazo.Entre los argumentos que <strong>com</strong>enzaron a reiterar los sistemas de propagandadel Gobierno cubano, a tenor con la campaña que promovieron por la celebracióndel Día Mundial del Medio Ambiente en La Habana, se encontró elavanzado pensamiento ambiental de la «revolución» en materia de ecología.Baste traer a contexto las recientes palabras de la ministra de MedioAmbiente en la televisión nacional <strong>com</strong>o pequeño botón de muestra: «Lamedular <strong>int</strong>ervención de Fidel en la Cumbre de Río/92 sentó precedenteshistóricos acerca del tema del desarrollo sostenible».Sin embargo, tanto los argumentos teóricos <strong>com</strong>o el accionar ambientaldel castrismo durante más de cuarenta años se apartan diametralmente de loscánones de la ecofilosofía o e<strong>com</strong>oral que promueve la ética de la proteccióny el mantenimiento de la naturaleza.En fecha tan temprana <strong>com</strong>o el <strong>21</strong> de mayo de 1963, Castro hacía públicasu ecofilosofía en la Universidad Lomonosov: «cuando se haya construido el<strong>com</strong>unismo habrá desaparecido la etapa de las revoluciones sociales, peroentonces quedará una inmensa, grande, infinita revolución que hacer, y es larevolución contra las fuerzas de la naturaleza». Cinco años más tarde esosargumentos eran ratificados, el 5 de julio, en la inauguración de una represa:«la naturaleza sigue sus leyes físicas o biológicas, no sigue las leyes de la voluntaddel hombre. El hombre debe luchar con la naturaleza para imponerle suvoluntad, para imponerle sus leyes».Lamentablemente, esas ideas no quedaron en la improvisación del ejerciciooral. Ya en febrero de 1968 la Academia de Ciencia de Cuba las teníaincorporadas en sus directrices de investigación y desarrollo, <strong>com</strong>o lodemuestra el capítulo octavo de las mismas: «El Instituto de Geografía, almismo tiempo que debe <strong>com</strong>enzar el plan para el inventario y estudio nacionalde los recursos naturales, debe proponerse hacer realidad el concepto dela geografía <strong>com</strong>o ciencia de la transformación de la naturaleza, la que conviertelos mares en tierra, las ensenadas en reservorios de agua dulce, laszonas secas en húmedas...».Lo peor es que bajo estas ideas de conquista y sometimiento del entorno,un año antes se había iniciado una de las páginas más tristes de la historiaforestal de Cuba, cuando una brigada de unos 500 buldózer y equipos de estera<strong>com</strong>enzaron a desmontar prístinos bosques de maderas preciosas en lacuenca del río Cauto, enaltecidos por las siguientes palabras de Fidel Castro:«Adelante <strong>com</strong>pañeros, sin que nadie ni nada los pueda detener, sin que hayatarea dura, sin que haya obstáculo difícil. Lleguen hasta Isla de Pinos y Pinardel Río...».Otra «guerra sin cuartel» fue librada para represar todos los ríos de la Islabajo el programa titulado Voluntad Hidráulica, cuyo lema «ni una gota deagua al mar» no deja lugar a dudas. Este proyecto propició la edificación de95<strong>encuentro</strong>

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