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int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

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uena letrabuena letra278<strong>encuentro</strong>Pánico en la carniceríaRosa Ileana BoudetVirgilio PiñeraLa carne de RenéEditorial TusquetsBarcelona, 2000, <strong>22</strong>6 pp.La relectura de LA CARNE DE RENÉ, primeranovela de Virgilio Piñera, publicada en1952, me condujo casi de manera natural auna de sus piezas teatrales menos <strong>com</strong>entadas:Dos viejos pánicos. El autor que en La islaen peso celebra los azotes y la desmesura de«vivir rodeado de la maldita circunstancia delagua por todas partes» vuelve en su obra teatralal horror y el vacío del cuerpo maltratado,<strong>com</strong>o si el diálogo entre Tota y Tabo fueseun desprendimiento de La carne de René.En la novela, para encaminar su educaciónsentimental, René es destinado por supadre no a cultivar el espíritu o el conocimiento,sino por el contrario, la disciplinadel castigo, la mortificación y el suplicio. Perosus andaduras <strong>com</strong>ienzan algo tardíamente:«A punto de cumplir ve<strong>int</strong>e años,René sólo conocía su propia carne». Desdeel primer capítulo ¿ o la primera escena?,cuando René se desmaya frente a una carnavalescaexhibición en La Equitativa de cuartosde res, jarretes y masas variadas, que haríalas delicias de Bajtin, recorreremos lasdiferentes estaciones de su itinerario. Su padrelo envía a cursar una escuela del dolor,pero <strong>com</strong>o una cuasi burla de las Bildungsroman,el joven realiza su viaje de exploracióny aprendizaje del mundo a través del sufrimientoy, a punto de culminarlo, después deun fatigoso ejercicio, en la ceremonia de iniciación,mezcla de rito y fanfarria, René seresiste a ser marcado en el trasero y empiezasu camino huyendo de su propio destino <strong>com</strong>ocarne. A partir de ahí, el joven se enfrenta—perseguidor y perseguido— a unapatética dialéctica del amo y el esclavo. Huyede la omnipresencia de la carne que atraviesatodo el espectro posible (carne trémula,carne de cañón, carne de gallina, carneperfumada, trucidada o chamuscada). Evocareferencias teológicas, literarias, filosóficas yhace un guiño sarcástico a su exilio argentino(publicada en 1952 por la editorial SigloXX, de Buenos Aires, fue escrita en esta ciudadcuando Piñera trabajaba <strong>com</strong>o oscuroempleado consular y estaba rodeado por «elpoder mágico de los bifes» 1 ). Mientras enotras novelas de esta filiación, <strong>com</strong>o Paradisode Lezama Lima o El siglo de las luces de Carpentier,los héroes están relacionados conotros de su edad, mentores y familia, en Lacarne… el protagonista está solo. Como anotaAntón Arrufat en el prólogo a la edicióncubana: «Nadie lo a<strong>com</strong>paña, rectifica ni influye.Carece de maestro: ni Oppiano Licarioni Víctor Hugues le imparten sus conocimientos.Cada experiencia que vive es individualy aislada sobre sí misma.» Califica, segúnArrufat <strong>com</strong>o una novela de iniciación 2 .Así <strong>com</strong>ienza la huida de René del designiode su padre quien le asigna la sucesión enla jefatura de un partido que no sabemoscuál es, consagrado a las flagelaciones y lasquemaduras y que, <strong>com</strong>o toda la novela, estácircundada por una atmósfera de sombra parecidaa la que en el cinema noir impide enciertas escenas identificar a los protagonistas.En una época eminentemente carnal, negarlaera convertirse en «un solitario, un místico,un anacoreta, un cenobita». Cuando René escapade su rito iniciático, empieza la trayectoriacabal del personaje y la trama que emparientaal Virgilio de su primera novela con elconsagrado autor dramático. La carne de Renédesborda teatralidad. Comienza el trayectode los dobles que para perplejidad y asombrodesorientan al lector y conducen a René porinsospechados vericuetos: de una estaciónde trenes a un paisaje nevado, una clase de1Carlos Espinosa Domínguez: «El poder mágico de losbifes (la estancia argentina de Virgilio Piñera)», CuadernosHispanoamericanos, n. 471, 1989, pp.72-88. Ver Cronologíade Teresa Cristófani y Barreto, Pablo Ginera y DanielSamoilovich en http://www.fflch.usp.br/sites<strong>int</strong>/Virgilio/CRON4658.html.2Antón Arrufat: «La carne de Virgilio», prólogo a Lacarne de René. Ediciones Unión, La Habana, 1995, p.10.

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