10.07.2015 Views

int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

int encuentro 21-22 A - cubaencuentro.com

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

uena letraliteratura (al menos la de la buena literatura)?¿Enternecer? ¿Entretener? ¿Enseñar?¿Una mezcla de todo ello? Parece que sí, ajuzgar por este libro. Y sin embargo, quizátodo se reduzca a un <strong>int</strong>ercambio de <strong>int</strong>imidades,pareceres, ensoñaciones y un largoetcétera. Luego entran en juego, <strong>com</strong>o«mal» necesario, la malicia del escritor y laperspicacia de quien lee. Tal vez el mundosea demasiado aburrido —o condenadamentedivertido— para que no se le traduzcauna y otra vez en palabras.De cualquier manera, no parece casualque La estación de la sorpresa —me refiero alcuaderno en su conjunto— esté escrita enprimera persona. En cada uno de los casos,el narrador sujeto de la historia delata su <strong>int</strong>imidadsin sobresaltos, pausadamente, conla parsimonia de quien le da forma a unaenrevesada pieza de cerámica. El tono humilde,casi pedagógico que atraviesa el libro,tiene mucho que ver con el objetivoque seguramente se trazó el autor: contartres historias sencillas, en las que nada perturbarala diafanidad de la anécdota. Ni siquierala literatura misma.Claro que aquí el adjetivo «sencillas» nopuede ser aplicado sin más; uno tiene la impresiónde que detrás tanta calma hubo algunaclase de tormenta. Los cuentos de Laestación de la sorpresa tienen en <strong>com</strong>ún unaatmósfera inquietante, por momentos misteriosa(no brumosa), que emana del narradory se expande desde la travesía que es cadapersonaje.En el relato que da título al cuaderno,un viejo pescador atrapa el mundo para regalárseloa una niña llamada Gloria. El episodio,a primera vista pueril —o trivial—,contiene, sin embargo, múltiples lecturas(el nombre de la chiquilla o su propia edad,la de la inocencia, por ejemplo, sugieren unentramado de símbolos que derivan, paulatinamente,más hacia la reflexión que haciala auto <strong>com</strong>placencia). Cuando ya pareceque no hay nada que decir, el protagonistase sale con una de las suyas:A veces me ponía a pensar en las tres estacionesen que se divide la vida del hombre ytambién me sentía insatisfecho. ¿Por quéprecisamente tres y no cuatro <strong>com</strong>o las estacionesde su hermano gemelo el tiempo?Cuando yo era niño oí hablar de la estaciónde la sorpresa que va desde el nacimientohasta los quince o dieciséis años, de la estacióndel amor que puede extenderse hastalos sesenta o los setenta y en algunos casosun poco más, y de la estación de la muerte.¿Y la estación del trabajo?, me preguntaba.¿No debe estar entre la estación del amor yla estación de la muerte? Pero el hombrecon su rutina fabrica a veces categorías inconmoviblesy los años me fueron enseñandoque las estaciones realmente son esas tresy que la estación del trabajo no había sidoexcluida y estaba presente desde el nacimientoa la muerte, <strong>com</strong>o una estación porencima de las demás estaciones.Atrapado el mundo, el pescador debevelar por que no sangre: algún pez puededevorarlo y cabe entonces la posibilidad deque su jornada termine <strong>com</strong>o la del viejoSantiago, «con la certidumbre de haberperdido la faena». Entretanto, la escena seabre a un universo más personal, donde lanostalgia irrumpe <strong>com</strong>o Pedro por su casa(el protagonista le habla a su mujer, yamuerta):Tú duermes con la confianza de los peces sumergidos,en tu residencia de madréporasque visitan las medusas de tiempo en tiempo<strong>com</strong>o si quisieran heredarte el sitio, duermesreservándome previsoramente un espacio atu lado, justo donde ahora reposa, arrollada,una colcha de algas para las noches de invierno.Si en el primer cuento del cuaderno lafantasía parece más que nada un pretextopara desplegar reflexiones y erudicionesverbales —repito, parece—, en Después de lagaviota, el segundo de la serie, juega un papelprotagónico; sin ella es inconcebible unrelato en el que el narrador sufre innumerablesy sucesivas transformaciones. Inicialmentees un niño rubio y pecoso, hastiadode sí mismo, de la escuela, de sus <strong>com</strong>pañerosde clase, que huye al campo en busca delibertad. Después un perro que escapa conbuena letra255<strong>encuentro</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!