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FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

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La escena se borra pero, a partir <strong>de</strong> este momento, Norma pasó todos sus ratos librescon sus amigas o jugando sola en su habitación. Tenía siempre la puerta cerrada, y yotenía prohibido entrar sin su permiso.Recuerdo haber oído una vez a Norma, que jugaba en su habitación con una <strong>de</strong> susamigas, gritar:—¡No es mi verda<strong>de</strong>ro hermano! Es un chico al que recogimos porque sentimoslástima <strong>de</strong> él. Mamá me lo ha dicho y me ha dicho que podía <strong>de</strong>cirle a todo el mundo queno es en absoluto mi hermano.Quisiera que este recuerdo fuera una fotografía para po<strong>de</strong>r romperla en mil pedazos yarrojárselos a la cara.Querría po<strong>de</strong>r llamarla a través <strong>de</strong> los años y <strong>de</strong>cirle que nunca tuve intención <strong>de</strong>privarla <strong>de</strong> su perro. Hubiera podido tenerlo solo para ella y yo no le hubiera dado <strong>de</strong>comer, no lo hubiera cepillado, no hubiera jugado con él... no hubiera hecho nada quepudiera conseguir que me quisiera más que a ella. Solo quería que ella continuarajugando conmigo como antes. Nunca se me hubiera ocurrido pensar nada que pudieracausarle la más pequeña pena.6 <strong>de</strong> junio. Hoy he tenido mi primera disputa seria con Alice. Ha sido culpa mía. Queríaverla. A menudo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un recuerdo o un sueño que me ha alterado, me sientomejor si hablo con ella... o simplemente estoy cerca <strong>de</strong> ella. Pero me he equivocado,yéndola a buscar a su Centro.No había vuelto al Centro <strong>de</strong> Adultos Retrasados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi operación, y sentía gran<strong>de</strong>s<strong>de</strong>seos <strong>de</strong> volver a verlo. Está situado en la calle 23, al este <strong>de</strong> la Quinta Avenida, en unavieja escuela que es utilizada <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace cinco años por la Clínica <strong>de</strong> la UniversidadBeekman como centro experimental <strong>de</strong> educación, y don<strong>de</strong> se dan cursos especiales pararetrasados. A la entrada, una brillante placa <strong>de</strong> bronce, enmarcada en la vieja verja <strong>de</strong>puntas, dice: C.A.R anexo a la Universidad Beekman.Su clase terminaba a las ocho, pero quería ver el aula don<strong>de</strong> —no hace tanto tiempo—me esforzaba dificultosamente ante lecturas sencillas, o escribiendo, o <strong>de</strong>volviendo elcambio <strong>de</strong> un dólar.Entré, fui hasta la puerta y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> fuera, miré por los cristales. Alice estaba en su mesa;en una silla, cerca <strong>de</strong> ella, había una mujer <strong>de</strong> rostro <strong>de</strong>lgado a quien no reconocí. Teníael ceño fruncido por una evi<strong>de</strong>nte incomprensión, y me pregunté qué era lo que Aliceintentaba explicarle.Mike Dorni estaba en su silla giratoria junto a la pizarra y Lester Braun estaba sentadoen primera fila, como siempre. Alice <strong>de</strong>cía que era el más inteligente <strong>de</strong> la clase. Lesterhabía aprendido fácilmente lo que a mí me había costado tanto esfuerzo, pero no veníamás que cuando tenía ganas y muchas veces prefería no venir para po<strong>de</strong>r ganar algo <strong>de</strong>dinero encerando suelos. Pienso que si hubiera <strong>de</strong>mostrado más interés —si hubiera sidotan importante para él como lo había sido para mí— lo hubieran elegido a él para laexperiencia. Había también rostros nuevos, gente a la que no conocía.Finalmente, tuve el valor <strong>de</strong> entrar.—¡Es Charlie! —exclamó Mike, haciendo girar su silla.Le hice un gesto con la mano.Bernice, la guapa rubia <strong>de</strong> mirada vacía, levantó sus ojos y sonrió vagamente.—¿Dón<strong>de</strong> estabas, Charlie? Llevas un bonito traje.Los que me recordaban me saludaron muy efusivamente, y yo les respondía. Depronto, por la expresión <strong>de</strong> Alice, supe que estaba disgustada.—Son casi las ocho —anunció—. Es hora <strong>de</strong> recoger.Cada uno <strong>de</strong> ellos tenía su tarea asignada, recoger la tiza, los borradores, los papeles,los libros, los lápices, los cua<strong>de</strong>rnos, los tubos <strong>de</strong> pintura, el material escolar. Cada cual

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