11.07.2015 Views

FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Déjale, Charlie. No tiene importancia.Tenía importancia para mí. Corrí hacia la oscuridad tropezando con parejas asustadas,pero era imposible saber hacia dón<strong>de</strong> había ido.Cuanto más pensaba en él, mayor se hacía aquella sensación <strong>de</strong> náusea que sienteuno antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>svanecerse Perdido y solo en un enorme <strong>de</strong>sierto. Me serené y volvídon<strong>de</strong> estaba sentada Alice.—¿Lo has encontrado?—No, pero estaba ahí. Lo he visto.Me miró <strong>de</strong> un modo extraño.—¿Te encuentras bien?—Estaré bien... <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un minuto... Solo ese maldito zumbido en mis oídos.—Quizá será mejor que nos vayamos.Durante todo el camino hasta su casa no <strong>de</strong>jé <strong>de</strong> pensar en aquel chico que habíaestado espiándonos en la oscuridad, y también en que, por un segundo, había entrevistoaquello que él veía... nosotros dos tendidos en la hierba, abrazados.—¿Quieres entrar? Prepararé algo <strong>de</strong> café.Sentía <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> hacerlo, pero algo me retuvo.—Será mejor que no. Esta noche tengo aún mucho trabajo.—Charlie, ¿es por algo que he dicho o hecho?—Por supuesto que no. Sólo que ese chico que nos miraba me ha trastornado.Estaba muy cerca <strong>de</strong> mí, esperando que la besara. La ro<strong>de</strong>é con mis brazos, perovolvió a ocurrir. Si no me alejaba rápidamente, iba a <strong>de</strong>svanecerme.—Charlie, pareces enfermo.—¿Lo ha visto, Alice? Dígame la verdad...Sacudió la cabeza.—No. Estaba <strong>de</strong>masiado oscuro. Pero estoy segura <strong>de</strong> que...—Debo irme. La llamaré.Antes <strong>de</strong> que pudiera retenerme me separé <strong>de</strong> sus brazos. Debía salir <strong>de</strong> aquella casaantes <strong>de</strong> que todo se hundiera a mi alre<strong>de</strong>dor.Reflexionando ahora en ello, estoy seguro <strong>de</strong> que fue una alucinación. El doctorStrauss estima que, emocionalmente, me hallo aún en ese estadio <strong>de</strong> la adolescencia enel que el hecho <strong>de</strong> estar cerca <strong>de</strong> una mujer, <strong>de</strong> pensar en el amor sexual, provocaansiedad, pánico e incluso alucinaciones. Cree que mi rápido <strong>de</strong>sarrollo intelectual me hahecho creer que podía tener una vida emocional normal. Debo resignarme a aceptar estehecho: los temores y los bloqueos <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nados en situaciones eróticas revelan que,emocionalmente, soy todavía un adolescente... sexualmente retardado. Supongo que esoquiere <strong>de</strong>cir que todavía no estoy preparado para sostener relaciones sexuales con unamujer como Alice Kinnian. Aún no.20 <strong>de</strong> mayo. He sido <strong>de</strong>spedido <strong>de</strong> mi trabajo en la pana<strong>de</strong>ría. Sé que es estúpidoagarrarse al pasado, pero me sentía muy ligado a ese lugar, con sus pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ladrilloblanco oscurecidas por el calor <strong>de</strong>l horno... Allí estaba como en mi casa. ¿Qué he podidohacer para que me odien tanto?No acuso a Donner. Debe pensar en su negocio y en sus otros empleados. Y, sinembargo, ha estado más cerca <strong>de</strong> mí que un padre.Me llamó a su <strong>de</strong>spacho, quitó el montón <strong>de</strong> papeles y <strong>de</strong> facturas que ocupaban laúnica silla junto al escritorio y dijo, sin levantar los ojos:—Quería hablarte. Este momento es tan bueno como cualquier otro.Ahora parece estúpido pero, mientras estaba sentado allá, mirándolo con ojossorprendidos —pequeño, grueso, con un bigote mal cortado que colgaba cómicamente <strong>de</strong>su labio superior—, podría <strong>de</strong>cirse que éramos dos, el antiguo Charlie y el nuevo, quienes

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!