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FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

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Y otra cosa. He soñado con esa chica, Ellen, que bailaba y me rozaba. Cuando me he<strong>de</strong>spertado, las sábanas estaban manchadas y mojadas.13 <strong>de</strong> abril. Hoy tampoco he ido a la pana<strong>de</strong>ria. He dicho a la señora Flynn, mi casera,que telefoneara al señor Donner y le dijera que estoy enfermo. La señora Flynn me mira<strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace un tiempo como si tuviera miedo <strong>de</strong> mí.Pienso que es una buena cosa el que haya <strong>de</strong>scubierto como todo el mundo se burla<strong>de</strong> mí. He pensado mucho en ello. Todo se <strong>de</strong>be a lo tonto que soy y a que ni siquiera sécuando hago alguna tontería. La gente piensa que es divertido cuando alguien que no esinteligente no pue<strong>de</strong> hacer las cosas como pue<strong>de</strong>n hacerlas ellos.De todos modos, ahora sé que soy un poco más listo cada día. Conozco la puntuacióny también la ortografía. Me gusta buscar las palabras difíciles en el diccionario, y luego lasrecuerdo. E intento escribir cuidadosamente estos Informes <strong>de</strong> Progresos, pero es difícil.Ahora leo mucho, y miss Kinnian dice que leo muy aprisa. Y comprendo también muchas<strong>de</strong> las cosas que leo y se me quedan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cabeza. Hay veces que puedo cerrarlos ojos y pensar en una página, y viene entera, como una imagen.Pero hay otras cosas que vienen a mi cabeza. A veces cierro los ojos y veo una imagenmuy nítida. Como esta mañana, inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertarme. Estaba echadoen la cama, con los ojos abiertos. Era como si un enorme agujero se hubiera abierto en lapared <strong>de</strong> mi mente y yo pudiera pasar a través <strong>de</strong> él. Creo que es muy lejos... hacemucho tiempo, cuando comencé a trabajar en la pana<strong>de</strong>ría Donner. Veo la calle don<strong>de</strong>está la pana<strong>de</strong>ría. Borrosa primero, luego apareciendo como unas manchas,precisándose, cosas tan reales que parece que se hallen ahora aquí, <strong>de</strong>lante mío,mientras otras siguen borrosas, no estoy seguro...El viejecillo con un cochecito <strong>de</strong> niño transformado en carretilla, con un hornillo <strong>de</strong>carbón <strong>de</strong> leña y el olor <strong>de</strong> las castañas asadas y la nieve en el suelo. Un muchacho<strong>de</strong>lgado con enormes ojos y un aire atemorizado en el rostro que mira el letrero <strong>de</strong>lalmacén. ¿Qué es lo que hay pintado? Unas letras <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadas <strong>de</strong> tal modo que notienen ningún sentido. Ahora sé que el letrero señala PANADERÍA DONNER, peromirándolo en mi memoria no puedo leerlo con sus ojos. Ninguno <strong>de</strong> los carteles tienesentido. Creo que ese chico <strong>de</strong> rostro atemorizado soy yo.Hay brillantes luces <strong>de</strong> neón. Arboles <strong>de</strong> navidad y ven<strong>de</strong>dores ambulantes en la acera.Gentes arrebujadas en abrigos con el cuello levantado y bufandas alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l cuello.Pero el chico no tiene guantes. Tiene las manos frías y <strong>de</strong>ja en el suelo un gran paquete<strong>de</strong> sacos <strong>de</strong> papel marrón. Se <strong>de</strong>tiene para mirar los juguetitos mecánicos a los que dacuerda el ven<strong>de</strong>dor: el oso que hace piruetas, el perro que salta, la foca que hace girar elbalón en la punta <strong>de</strong> su nariz. Y que hacen piruetas y que saltan y que hacen girar subalón. Si tuviera todos esos juguetes sería el chico más feliz <strong>de</strong>l mundo.Siente <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> pedirle al ven<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> rostro colorado, <strong>de</strong> <strong>de</strong>dos que asoman através <strong>de</strong> sus guantes <strong>de</strong> algodón marrón, que le <strong>de</strong>je un minuto el oso que hace piruetas,pero no se atreve. Recoge el paquete <strong>de</strong> sacos <strong>de</strong> papel y se lo echa a la espalda. Es<strong>de</strong>lgado pero los largos años <strong>de</strong> trabajo duro lo han hecho fuerte.—¡Charliel ¡Charlie!... ¡Cabeza <strong>de</strong> serrín!Los chicos giran a su alre<strong>de</strong>dor riendo y empujándole como si fueran perritosintentando mor<strong>de</strong>rle los talones. Charlie les sonríe. Querría <strong>de</strong>jar su paquete y jugar conellos, pero cuando lo piensa se estremece recordando cómo los mayores le tiran cosas.Camino a la pana<strong>de</strong>ría ve a algunos <strong>de</strong> los chicos en la puerta <strong>de</strong> un corredor oscuro.—¡Hey, mirad, ahí está Charlie!—¡Hey, Charlie, ¿qué llevas ahí? ¿Quieres hacer una partida a los dados?—Vamos, ven, no te haremos daño.

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