11.07.2015 Views

FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

mí, y me dije que no había ninguna razón para no hacerlo. Tenía la sensación <strong>de</strong> que estavez no habría pánico... no con ella. Después <strong>de</strong> todo, no era yo quien tomaba la iniciativa.Y ella era distinta <strong>de</strong> todas las mujeres que había encontrado antes. Quizá estuviera en ellugar preciso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mi nivel emocional.La ro<strong>de</strong>é con mis brazos.—Así es mejor —arrulló ella—. Empezaba a creer que no te gustaba.—Me gustas —murmuré, besándole el cuello. Pero, al hacerlo, nos vi a ambos, como siyo fuera una tercera persona situada en la puerta <strong>de</strong> la habitación. Estaba mirando a unhombre y a una mujer abrazados. Verme así, a distancia, cortó mi iniciativa. No hubopánico, es cierto, pero tampoco ninguna excitación, ningún <strong>de</strong>seo.—¿Tu apartamento o el mío? —preguntó.—Espera un momento.—¿Qué ocurre?—Quizá fuera mejor <strong>de</strong>jarlo. No me encuentro bien esta noche.Me miró interrogadora.—¿Acaso hay alguna otra cosa?... ¿Algo que querrías que te hiciese?... Ya sabes, yoestoy dispuesta...—No, no es eso —dije precipitadamente—. Simplemente es que no me encuentro bienesta noche. —Sentía curiosidad por saber los medios que poseía ella para excitar a unhombre, pero aquél no era el momento <strong>de</strong> intentar la experiencia. La solución <strong>de</strong> miproblema estaba en otra parte.Ya no sabía qué más <strong>de</strong>cirle. Hubiera querido que se fuera, y al mismo tiempo noquería que se marchara.Ella me estudió largamente y al final dijo:—Mira, ¿no te molesta que pase la noche aquí?—¿Por qué?Se encogió <strong>de</strong> hombros.—Me gustas. No sé. Leroy pue<strong>de</strong> volver. Hay montones <strong>de</strong> razones. Si no quieres...De nuevo me había tomado por sorpresa. Hubiera podido encontrar miles <strong>de</strong> excusaspara librarme <strong>de</strong> ella, pero cedí.—¿Tienes ginebra? —preguntó.—No, bebo muy poco.—Tengo un poco en mi apartamento. Voy a buscarla. Antes <strong>de</strong> que pudiera hacer nadahabía saltado por la ventana y pocos minutos <strong>de</strong>spués, volvía con una botella llena en sustres cuartas partes y un limón. Tomó dos vasos <strong>de</strong> la cocina y echó un poco <strong>de</strong> ginebra encada uno.—Ajá —dijo—. Esto te hará bien. Ablandará todas estas líneas rectas. Esto es lo que teatormenta. Todo está <strong>de</strong>masiado or<strong>de</strong>nado, rectilíneo, y te sientes literalmente como enuna jaula. Como Algernon en su escultura, allí.Al principio no quería, pero me sentía tan ridículo que me dije que por qué no. Lasituación no podía ser peor, y quizá esto pudiera atenuar un poco aquella sensación <strong>de</strong>verme con unos ojos que no comprendían lo que estaba haciendo.Me emborrachó.Recuerdo el primer vaso, y haberme acostado, y que ella se metió en la cama a milado, con la botella en la mano. Y eso es todo hasta este mediodía, cuando me levantécon la boca pastosa y un horrible dolor <strong>de</strong> cabeza.Ella dormía aún, vuelta contra la pared, con la almohada apelotonada bajo su nuca. Enla mesilla <strong>de</strong> noche, al lado <strong>de</strong>l cenicero repleto <strong>de</strong> colillas aplastadas, se erguía la botellavacía, pero la última imagen que recordaba antes <strong>de</strong> que cayera el telón era que habíabebido el segundo vaso.Ella se <strong>de</strong>sperezó y rodó hacia mí... <strong>de</strong>snuda. Retrocedí y caí <strong>de</strong> la cama. Cogí unamanta para enrollármela a mi cuerpo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!