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FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

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Un silencio. En la oscuridad, siento un estremecimiento recorrer la casa, y <strong>de</strong>spués lavoz <strong>de</strong> Matt, más calmada que la <strong>de</strong> ella.—Sé lo que has pasado con él, y no puedo culparte por tener miedo. Lo único que tepido es que te controles. Voy a llevármelo a casa <strong>de</strong> Herman. ¿Esto te satisfacerá?—Es todo lo que te pido. Mi hija también tiene <strong>de</strong>recho a vivir.Matt viene a la habitación <strong>de</strong> Charlie y viste a su hijo, y aunque el niño no compren<strong>de</strong>nada <strong>de</strong> lo que pasa tiene miedo. Cuando pasan por la puerta, ella mira hacia otro lado.Quizá intenta convencerse <strong>de</strong> que él ya ha salido <strong>de</strong> su vida... que no existe. Al pasar,Charlie ve, sobre la mesa <strong>de</strong> la cocina, el gran cuchillo con el que corta el asado, yvagamente siente que quería hacerle daño. Quería quitarle algo para dárselo a Norma.Cuando se vuelve para mirarla, ella ha tomado un trapo para limpiar el frega<strong>de</strong>ro...Cuando el corte <strong>de</strong> pelo, el afeitado, el bronceado y lo <strong>de</strong>más estuvieron terminados,me entretuve en el sillón, sintiéndome ligero, limpio y aseado. Matt me quitó rápidamenteel paño y tomó un espejo para que pudiera ver mi nuca. Mientras me veía, en el espejoante mí, mirándome al espejo que mantenía él tras mi cabeza, este se inclinó en unángulo que daba una ilusión <strong>de</strong> profundidad: hileras in<strong>de</strong>finidas <strong>de</strong> yos mirándose a símismos.. —mirándose a sí mismos... mirándose... ¿Cuál <strong>de</strong> ellos era yo? ¿Cuál <strong>de</strong> ellos?Sentí <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> no <strong>de</strong>cirle nada. ¿Qué bien le haría saberlo? Haría mejor yéndomesimplemente, sin revelar quién era. Después recordé que quería que él lo supiera. Teníaque saber que yo estaba vivo, que era alguien. Quería que mañana se enorgulleciera <strong>de</strong>mí con sus clientes cuando les cortara los cabellos o les afeitara. Aquello daría a todoesto una realidad. Cuando supiera que soy su hijo, entonces yo sería una persona.—Ahora que me has quitado todos esos pelos <strong>de</strong> la cara, quizá me reconozcas —dije,levantándome y esperando un signo <strong>de</strong> reconocimiento.Frunció el ceño.—¿De qué se trata? ¿Alguna broma?Le aseguré que no se trataba <strong>de</strong> ninguna broma y que, si me miraba y reflexionababien, me reconocería. Se encogió <strong>de</strong> hombros y se giró para arreglar sus peines y sustijeras.—No tengo tiempo <strong>de</strong> jugar a las adivinanzas. Tengo que cerrar. Son tres dólares ymedio.Pero ¿y si no se acordaba <strong>de</strong> mí? ¿Y si todo no era más que un sueño absurdo?Tendió la mano, pero no hice el gesto <strong>de</strong> sacar mi cartera. Tenía que recordarme. Teníaque reconocerme.Pero no —por supuesto que no—, y cuando sentí aquel gusto amargo en la boca yaquella humedad en la palma <strong>de</strong> mis manos supe que, en un instante, me pondríaenfermo. Pero no quería que aquello ocurriera <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él.—Hey, ¿hay algo que no marcha?—Sí. —un minuto... —me <strong>de</strong>splomé en uno <strong>de</strong> los sillones cromados y me incliné haciaa<strong>de</strong>lante para recuperar la respiración para que la sangre volviera a mi cabeza. Todo medaba vueltas en el estómago. Oh, Dios, no <strong>de</strong>jes que me <strong>de</strong>svanezca ahora. Haz que noque<strong>de</strong> en ridículo ante él.—Agua... un poco <strong>de</strong> agua... por favor... —no para beber, sino para que él se fuera. Noquería que me viera así <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> tantos años. Cuando volvió con un vaso ya me sentíaun poco mejor.—Tome, beba esto. Descanse un minuto. Le pasará.Me miró muy atentamente mientras bebía el agua fresca, y vi que hurgaba en susmedio olvidados recuerdos.—¿De veras que nos hemos conocido en alguna parte?—No... Ya me siento bien. Puedo irme.

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