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FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

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cerebro <strong>de</strong>terminaba un significativo <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la facultad <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r y otro grupo <strong>de</strong>Nueva Zelanda, había establecido el mapa <strong>de</strong> las regiones <strong>de</strong>l cerebro que controlan lapercepción y la retención <strong>de</strong> los estímulos.Pero hubo también otras comunicaciones, como el estudio <strong>de</strong> P. T. Zimmeman sobre ladistinta duración <strong>de</strong>l tiempo tomado por los ratones para avanzar en un laberinto cuandolos ángulos están redon<strong>de</strong>ados en vez <strong>de</strong> ser angulares, o la exposición <strong>de</strong> Woffelrespecto al efecto <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong> inteligencia sobre el tiempo <strong>de</strong> reacción <strong>de</strong> los monosrhesus. Este tipo <strong>de</strong> comunicaciones me puso furioso. Tanto dinero, tiempo y energíasmalgastados en el análisis <strong>de</strong>tallado <strong>de</strong> temas sin el menos interés. Burt tenía razóncuando elogiaba a Nemur y Strauss por consagrarse a investigaciones importantes einseguras en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicarse a otras, insignificantes pero sin ningún riesgo.Si tan solo Nemur quisiera consi<strong>de</strong>rarme como un ser humano.Cuando el presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la sesión anunció la comunicación <strong>de</strong> la UniversidadBeekman, ocupamos nuestro lugar tras la larga mesa <strong>de</strong>l estrado. Algernon en su jaula,entre Burt y yo. Eramos el cierre <strong>de</strong> la sesión y, cuando nos hubimos instalado, elpresi<strong>de</strong>nte hizo su presentación. Esperaba casi oír algo así como: ¡Señooooras yseñoooores! ¡Ocupen sus asientos y vean a nuestros fenómenos! ¡El mejor acto quehayan visto nunca en el mundo científico! ¡Una rata y un idiota transformados en geniosbajo sus propios ojos!Admito que había venido con una cierta i<strong>de</strong>a preconcebida.Se limitó a <strong>de</strong>cir:—La comunicación que van a escuchar no necesita ser presentada. Todos hemos oídohablar <strong>de</strong> las extraordinarias investigaciones realizadas en la Universidad Beekman,gracias al apoyo <strong>de</strong> la Fundación Welberg, y conducidas por el director <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento<strong>de</strong> psicología, profesor Nemur, en colaboración con el doctor Strauss <strong>de</strong>l CentroNeuropsiquiátrico Beekman. Es inútil añadir que se trata <strong>de</strong> una comunicación que todosesperábamos con el más vivo interés. Paso la palabra al profesor Nemur y al doctorStrauss.Nemur inclinó amablemente la cabeza ante los elogios introductivos <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte ydirigió a Strauss un guiño <strong>de</strong> triunfo.El primer orador <strong>de</strong> la Universidad Beekman fue el profesor Clinger.Comenzaba a ponerme nervioso, y vi que Algernon, molesto por el humo, el ruido y loinhabitual <strong>de</strong>l lugar, daba vueltas nerviosamente en su jaula. Sentí un extraño <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>abrirle la jaula y <strong>de</strong>jarle salir. Era una i<strong>de</strong>a absurda —más bien un sentimiento que unai<strong>de</strong>a— e intenté olvidarla. Pero, mientras escuchaba el estereotipado informe <strong>de</strong>l profesorClinger sobre «Los efectos <strong>de</strong> los alojamientos <strong>de</strong> llegada hacia la izquierda en unlaberinto en T comparados a los <strong>de</strong> los alojamientos <strong>de</strong> llegada hacia la <strong>de</strong>recha en unlaberinto en T», me <strong>de</strong>scubrí jugueteando con el mecanismo <strong>de</strong> cerradura <strong>de</strong> la jaula <strong>de</strong>Algernon.Dentro <strong>de</strong> un momento (antes <strong>de</strong> que Strauss y Nemur <strong>de</strong>svelaran su supremo logro),Burt leería un informe <strong>de</strong>scribiendo los métodos y los resultados en la puesta en práctica<strong>de</strong> los tests <strong>de</strong> inteligencia y educación que había imaginado para Algernon. Esta lecturasería seguida <strong>de</strong> un <strong>de</strong>mostración en la que Algernon <strong>de</strong>bería pasar sus pruebas yresolver un problema para tener <strong>de</strong>recho a su comida... ¡lo cual nunca he <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> odiar!No tenía nada que reprocharle a Burt. Siempre había sido sincero conmigo —muchomás que la mayoría <strong>de</strong> los otros— pero cuando <strong>de</strong>scribió al ratoncito blanco al que se lehabía dado la inteligencia fue tan pomposo y artificial como los <strong>de</strong>más. Como si intentaraponerse el mismo traje que sus profesores. Me retuve en aquel momento, más poramistad con Burt que por otra razón. Dejar salir a Algernon <strong>de</strong> su jaula crearía el caos enla sesión y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, era el primer contacto <strong>de</strong> Burt con aquel plantel <strong>de</strong>envidiosos universitarios.

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