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FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

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tiempo pensaba tontamente que podía apren<strong>de</strong>rlo todo... adquirir todo el saber <strong>de</strong>l mundo.Ahora espero solamente llegar a saber la existencia <strong>de</strong> lo que no sé, e intentarcompren<strong>de</strong>rla algo.¿Tendré tiempo para ello?Burt está <strong>de</strong>scontento <strong>de</strong> mí. Me encuentra impaciente, y los <strong>de</strong>más <strong>de</strong>ben compartireste. sentimiento. Pero me empujan e intentan mantenerme en mi lugar. ¿Cuál es milugar? ¿Quién y qué soy yo ahora? ¿Soy el producto <strong>de</strong> toda mi vida o solamente <strong>de</strong> losúltimos meses? Oh, como se impacientan cuando intento discutir con ellos. No les gustaadmitir que hay cosas que no saben. Es paradójico ver a un hombre vulgar como Nemurconsagrarse a transformar en genios a otros seres humanos. Querría que lo consi<strong>de</strong>rarancomo el <strong>de</strong>scubridor <strong>de</strong> nuevas leyes en el arte <strong>de</strong> enseñar, el Einstein <strong>de</strong> la psicología.Tiene el temor propio <strong>de</strong>l maestro <strong>de</strong> ser superado por su alumno, el terror <strong>de</strong>l maestro <strong>de</strong>ver a su discípulo <strong>de</strong>sacreditar su obra. (Pese a que yo no sea realmente el discípulo <strong>de</strong>Nemur como pueda serlo Burt).Consi<strong>de</strong>ro que el miedo <strong>de</strong> Nemur <strong>de</strong> ser catalogado como un hombre que avanzasobre zancos entre gigantes es comprensible. Un fracaso en el punto don<strong>de</strong> hemosllegado, lo <strong>de</strong>strozaría. Y es <strong>de</strong>masiado viejo para volver a empezar.Por chocante que sea <strong>de</strong>scubrir la verdad acerca <strong>de</strong> los hombres que respetaba y enquienes tenía confianza, creo que Burt tiene razón. No <strong>de</strong>bo ser <strong>de</strong>masiado impacientecon respecto a ellos. Sus i<strong>de</strong>as y sus brillantes trabajos han hecho posible el experimento.Debo evitar la ten<strong>de</strong>ncia natural <strong>de</strong> mirarlos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto, ahora que les he superado.Debo compren<strong>de</strong>r que cuando me repitan sin cesar que <strong>de</strong>bo expresarme y escribir <strong>de</strong>forma sencilla, a fin <strong>de</strong> que la gente que lee mis informes <strong>de</strong> Progresos puedacompren<strong>de</strong>rme, se refiere también a ellos. Sin embargo, resulta aterrador pensar que mi<strong>de</strong>stino está en manos <strong>de</strong> hombres que no son los gigantes que creía antes, sinosimplemente hombres que no conocen la solución <strong>de</strong> todos los problemas.13 <strong>de</strong> junio. Dicto esto sujeto a una gran tensión emocional. Me he marchado,abandonando todo el asunto. Estoy en un avión que me lleva <strong>de</strong> regreso, solo, a NuevaYork, y no tengo la menor i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> lo que voy a hacer una vez llegue allí.Primero <strong>de</strong>bo confesar que estaba enormemente impresionado ante el pensamiento <strong>de</strong>una Convención Internacional <strong>de</strong> sabios y <strong>de</strong> investigadores reunidos para tener unintercambio <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as. Era allí, pensaba, don<strong>de</strong> pasaba realmente todo. Allí sería otra cosaque las estériles discusiones <strong>de</strong> la universidad, porque los participantes pertenecen a losmás altos niveles <strong>de</strong> la investigación y <strong>de</strong> la enseñanza en psicología, sabios queescriben libros y que dan conferencias, autorida<strong>de</strong>s a quienes la gente menciona. SiNemur y Strauss eran hombres vulgares que obraban más allá <strong>de</strong> sus capacida<strong>de</strong>s,estaba convencido <strong>de</strong> que con los <strong>de</strong>más sería distinto.Cuando llegó la hora <strong>de</strong> la sesión, Nemur nos guió a través <strong>de</strong>l gigantesco vestíbulo,con su recargada <strong>de</strong>coración barroca y sus enormes escaleras <strong>de</strong> mármol. Avanzamos enmedio <strong>de</strong> una creciente multitud <strong>de</strong> gente que estrechaba manos, cambiaba saludos conla cabeza o sonrisas. Otros dos profesores <strong>de</strong> Beekman, llegados a Chicago aquellamisma mañana, se unieron a nosotros. Los profesores White y Clinger nos precedían unpoco a la <strong>de</strong>recha, uno o dos pasos tras Nemur y Strauss, mientras Burt y yo cerrábamosla marcha.Las gentes que se apretujaban en la gran sala se apartaron para <strong>de</strong>jarnos pasar, yNemur saludó con la mano a los periodistas y fotógrafos que habían venido para oír endirecto los sensacionales resultados obtenidos con un adulto retrasado en tan solo pocomás <strong>de</strong> tres meses.Evi<strong>de</strong>ntemente, Nemur había enviado por anticipado comunicados a la prensa.Algunas <strong>de</strong> las comunicaciones hechas a la Convención fueron notables. Un grupo <strong>de</strong>investigadores venidos <strong>de</strong> Alaska mostró cómo la estimulación <strong>de</strong> ciertas zonas <strong>de</strong>l

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