FLORES PARA ALGERNON - Facultad de PsicologÃa
FLORES PARA ALGERNON - Facultad de PsicologÃa
FLORES PARA ALGERNON - Facultad de PsicologÃa
- No tags were found...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
que les corta la cola con su gran cuchillo.¿Habéis visto nunca algo así en vuestra vida?¿algo como tres... ratones... ciegos?Intenté no oirlos pero fue en vano, y cuando me giré hacia la casa vi el rostro <strong>de</strong> unchico que me miraba, con la mejilla apretada contra el recuadro <strong>de</strong> la ventana.INFORME DE PROGRESOS 173 <strong>de</strong> octubre. Es el <strong>de</strong>clive. He sentido <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> suicidarme para terminar <strong>de</strong> una vezcon todo ahora que aún tengo control <strong>de</strong> mí mismo y consciencia <strong>de</strong>l mundo que mero<strong>de</strong>a. Pero entonces pienso en Charlie aguardando en la ventana. No tengo <strong>de</strong>recho aquitarle su vida.Se la he pedido prestada por un tiempo, y ahora tengo que <strong>de</strong>volvérsela.No <strong>de</strong>bo olvidar que soy la única persona a quien le ha ocurrido esto. Debo continuaranotando mis pensamientos y mis sensaciones tanto tiempo como pueda. Estos Informes<strong>de</strong> Progresos son la contribución <strong>de</strong> Charlie a la humanidad.Me he vuelto nervioso e irritable. Discuto con la gente <strong>de</strong>l edificio porque tengo enmarcha mi tocadiscos <strong>de</strong> alta fi<strong>de</strong>lidad durante toda la noche. Hasta mucho <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>haber terminado <strong>de</strong> tocar el piano. Sé que no está bien, pero tengo que hacerlo paramantenerme <strong>de</strong>spierto. Sé también que <strong>de</strong>bería dormir, pero no quiero per<strong>de</strong>r un segundo<strong>de</strong> mi tiempo <strong>de</strong> vigilia. No es tan sólo a causa <strong>de</strong> las pesadillas, sino también porquetengo miedo <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r el dominio <strong>de</strong> mí mismo.Me digo que ya tendré tiempo <strong>de</strong> dormir <strong>de</strong>spués, cuando la noche caiga sobre mí.El señor Vernor, el <strong>de</strong>l apartamento <strong>de</strong> abajo, nunca se había quejado <strong>de</strong> nada, peroahora golpea sin cesar las tuberías <strong>de</strong> la calefacción o el techo, y oigo sus golpes bajomis pies. Al principio no hice caso, pero la otra noche subió en pijama. Discutimos, y lecerré la puerta en las narices. Una hora <strong>de</strong>spués volvió con un policía que me dijo que no<strong>de</strong>bía poner el tocadiscos tan fuerte a las cuatro <strong>de</strong> la madrugada. La sonrisa <strong>de</strong>satisfacción <strong>de</strong> Vernor me enfureció tanto que apenas pu<strong>de</strong> contenerme para nogolpearle. Cuando se fueron, <strong>de</strong>strocé todos los discos y el propio tocadiscos. De todosmodos, me estaba engañando a mí mismo. No me gusta ese tipo <strong>de</strong> música.4 <strong>de</strong> octubre. Esta ha sido la peor sesión <strong>de</strong> psicoterapia que haya pasado en mí vida.Strauss se ha trastornado. El tampoco esperaba esto.Lo que ocurrió —no me atrevo a llamarlo un recuerdo— fue un fenómeno psíquico ouna alucinación. No intentaré explicarlo ni interpretarlo, sino que <strong>de</strong>scribiré sencillamentelo que pasó.Yo estaba nervioso cuando entré en su <strong>de</strong>spacho, y él hizo como si no se diera cuenta.Me eché inmediatamente en el diván y él, como siempre, se sentó al lado, un poco tras <strong>de</strong>mí —lo preciso para estar fuera <strong>de</strong> mi vista— y esperó a que comenzara el ritual <strong>de</strong><strong>de</strong>sahogo <strong>de</strong> todos los venenos acumulados en mi mente.Eché una ojeada hacia él girando la cabeza. Parecía cansado, lacio, y, no sé por qué,me recordó a Matt sentado en su sillón <strong>de</strong> barbero, esperando a la clientela. Le hice notara Strauss la asociación, e inclinó la cabeza sin <strong>de</strong>cir nada.—¿Está esperando clientes? —pregunté—. Tendría que cambiar este diván por unsillón <strong>de</strong> barbero. Y cuando quisiera una asociación libre <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as no tendría que hacermás que echar para atrás el respaldo como hace el barbero para enjabonarle a uno lacara; cuando hubieran pasado los cincuenta minutos, podría volver a echar hacia a<strong>de</strong>lanteel respaldo y ofrecerle un espejo para que pudiera ver qué aspecto exterior tiene una vezafeitado su ego.