11.07.2015 Views

FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

FLORES PARA ALGERNON - Facultad de Psicología

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—No te lo reproches. Tuvo que ser duro enfrentarte con los otros chicos. Para mí, estacocina era mi universo, junto con la habitación <strong>de</strong> al lado. El resto no contaba mientrasaquí estuviera seguro. Tú tenias que enfrentarte al mundo exterior.—¿Pero por qué te enviaron fuera, Charlie? ¿Por qué no podías quedarte aquí y vivircon nosotros? Siempre me lo he preguntado. Cada vez que he querido saberlo, ella meha respondido siempre que era por tu propio bien.—Y en cierto modo tenía razón.Sacudió la cabeza.—Te envió fuera por mi causa, ¿no? Oh, Charlie, ¿por qué pasó todo esto? ¿Por quénos pasó a nosotros?No sabía qué respon<strong>de</strong>rle. Hubiera querido po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cirle que, como la dinastía <strong>de</strong>Atreo o Cadmo, pagábamos por los pecados <strong>de</strong> nuestros antepasados, cumpliendo unantiguo oráculo griego. Pero no tenía explicación ni para ella ni para mí.—Todo esto pertenece al pasado —dije—. Estoy contento <strong>de</strong> haberte encontrado <strong>de</strong>nuevo. Ahora todo es más fácil.Me cogió repentinamente por el brazo.—Charlie, no sabes lo que he tenido que pasar durante todos estos años con ella. Esteapartamento. esta calle, mi trabajo. Ha sido una pesadilla, volver cada noche a casapreguntándome si ella estaría aún aquí, si no se habría hecho daño, y sintiéndomeculpable por tales pensamientos.Me levanté y <strong>de</strong>jé que pusiera su cabeza en mi hombro, y lloró.—Oh, Charlie, estoy tan contenta <strong>de</strong> que hayas vuelto. Necesitamos a alguien aquí.Estoy tan cansada...Había estado soñando en un momento como aquel, pero ahora que lo vivía, ¿a qué meconducía? No podía <strong>de</strong>cirles lo que me esperaba. Y sin embargo, ¿podía aceptar suafecto bajo este engaño? ¿Para qué hacerme ilusiones? Si hubiera sido aún el viejoCharlie débil <strong>de</strong> espíritu, una carga, no me hubiera hablado <strong>de</strong>l mismo modo. ¿A quétenía <strong>de</strong>recho ahora? La máscara me seria arrancada muy pronto.—No llores, Norma. Todo irá bien —me oí a mí mismo pronunciar palabrastranquilizadoras—. Intentaré ocuparme <strong>de</strong> vosotras, tengo algunos ahorros y con lo queme paga la Fundación podré enviaros algo <strong>de</strong> dinero con regularidad... al menos durantealgún tiempo.—¡Pero tu no te irás! Vas a quedarte aquí, con nosotras...—Tengo que hacer algunos viajes, investigaciones, unas conferencias, pero intentarévolver a veros <strong>de</strong> nuevo. Cuida bien <strong>de</strong> ella. Ha sufrido mucho. Te ayudaré tanto comopueda.—¡Charlie, no te vayas! —se aferraba a mí—. ¡Tengo miedo!El papel que siempre me había gustado hacer el <strong>de</strong> hermano mayor.En aquel momento sentí que Rose, que se había sentado tranquilamente en un rincón,nos miraba fijamente. Su rostro había cambiado. Tenía los ojos muy abiertos y estabainclinada hacia a<strong>de</strong>lante en su silla. Me hizo pensar en un halcón listo para lanzarse sobresu presa.Me aparté <strong>de</strong> Norma pero, antes <strong>de</strong> que pudiera <strong>de</strong>cir nada, Rose estaba <strong>de</strong> pie. Habíatomado el cuchillo <strong>de</strong> la cocina <strong>de</strong> sobre la mesa y lo apuntaba hacia mí.—¿Qué estás haciendo? ¡Déjala! ¡Ya te he dicho lo que te haría si te atrevías a tocar atu hermana! ¡Sucio bastardo! ¡No eres digno <strong>de</strong> permanecer con la gente normal!Retrocedimos los dos y, no sé por qué insensata razón, me sentía culpable, como sime hubieran <strong>de</strong>scubierto haciendo algo con<strong>de</strong>nable, y sabía que Norma experimentaba elmismo sentimiento. Era como si la acusación <strong>de</strong> mi madre fuera cierta y nos hubiera<strong>de</strong>scubierto haciendo algo in<strong>de</strong>cente.Norma gritó:—¡Mamá! ¡Deja ese cuchillo!

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!