ponencia completa - Instituto de Altos Estudios Sociales

En este sentido, Traverso sostiene que la “obsesión memorialista” actual estaría vinculada a unacrisis de la transmisión en el seno de las sociedades contemporáneas. Este autor retoma la distinciónque realiza Walter Benjamin entre la “experiencia transmitida” y la “experiencia vivida”. Laprimera sería la que se perpetúa de generación en generación, forjando las identidades de los gruposa largo plazo, y la segunda sería lo vivido individualmente, lo efímero. Benjamin señala que esa“experiencia vivida” es un trazo característico de la modernidad, con el ritmo de la vida urbana. Lamodernidad se caracterizaría por el deterioro de la experiencia transmitida.El siglo XX estuvo signado por las marcas traumáticas que dejaron guerras, genocidios, represionespolíticas y militares sobre diversas sociedades y por el avance de las políticas neoliberales. Ennuestro país esto se vivió a través de distintos períodos dictatoriales y del aumento de la pobreza yde la exclusión social que se agudizó en la década del '90.Creemos que estos fuertes procesos de cambio a raíz de las implicancias que tuvo la últimadictadura miliar (desaparición forzada de una generación de jóvenes, censura y prohibición deprácticas sociales y culturales de nuestra ciudad, entre otros aspectos) y a partir de lasmodificaciones bruscas experimentadas en la calidad y el estilo de vida de los ciudadanos de laCiudad de Buenos Aires a lo largo de los '90 pueden haber llevado a una fractura en las prácticas detransmisión cultural tradicionales de nuestra sociedad.En este sentido, vemos en el surgimiento de proyectos artísticos que buscan recuperar una memoriacolectiva la necesidad de indagar en el pasado de nuestra ciudad para forjar una línea decontinuidad con el presente y legitimar una interpretación de la actualidad. Como han señaladodistintos autores, las identidades tanto individuales como grupales están ligadas a un sentimiento depermanencia a lo largo del tiempo y del espacio (Jelin, 2001; Pollak 1992, Candau 2002). Poderrecordar y rememorar algo del propio pasado es lo que sostiene la identidad.Estas memorias son activadas por sujetos sociales y estos procesos se dan porque existen estosagentes que materializan esos sentidos del pasado en productos culturales y, en este caso artísticos,que, en palabras de Elizabeth Jelin (2001), funcionan como “vehículos de la memoria”.A modo de cierrePara finalizar este trabajo queremos volver a la discusión acerca de las diferencias o acercamientosentre memoria e historia.Hemos presentado ejemplos de las obras de dos grupos de teatro comunitario. Una de ellas retomala historia de la inmigración europea llegada a la Argentina e interpela a los espectadores a través deuna versión de la historia reconocida por todos. Por otro lado, la otra construye una historiaficcional, la de un barrio que ha perdido la risa de carnaval, para hacer referencia a los “olvidos