ponencia completa - Instituto de Altos Estudios Sociales

“Es terrorista el Estado, sí, pero también la guerrilla”Otro tema que aquí no se profundizó, pero que debe ser puesto en discusión es aquello que enmuchos casos no se discute (y cuyo silencio da pie a los argumentos del contra-relato, paraimponerse, como sostiene Lorenz a quien citamos al inicio del trabajo): Las organizaciones armadasde los 70 recurrieron a la violencia, sí. Atacaron a objetivos militares, políticos y civiles y en eseaccionar dañaron muchas otras vidas inocentes (como el caso de Paula Lambruschini o la familiaViola) y lo hicieron por que tenían objetivos políticos claros: llevar adelante la revolución socialista,por fuera o dentro del peronismo. Negarlo es negar la propia historia. No fueron víctimas inocentes,es decir, que “no hicieron nada para merecer su represión por parte del Estado” (y en esto hablo deaquellos con militancia política armada, excluyo a las víctimas si inocentes del terrorismo estatal, delas que hubo muchas): militaron tras una convicción política y un proyecto de país claro, con susaciertos y errores. La única diferencia es que en esa lucha perdieron. Quienes ganaron fueron lossectores reaccionarios, conservadores que desfilaron tras el proceso militar. Negar esto es además,subestimar a esa generación que con convicción luchó por una nueva forma de concebir la sociedad,de forma justa, equitativa. La política en los setenta no es la de ahora. Para entonces la violencia erauna forma de la política. Era lo que Gramsci llamó el momento revolucionario, donde se debatiríapor las armas quién tendría la hegemonía en la sociedad, que proyecto de país se impondría. Y elproyecto de la izquierda perdió 62 .Con esto no se busca ser parte de la Teoría de los dos Demonios. Es un postulado que a nadiesatisface. No fue lo mismo la violencia del Estado a la de los grupos armados, especialmente porquela primera tenía la hegemonía de la violencia, la otra no. Además (y a excepción del caso Larrabure)la guerrilla nunca cometió planes sistemáticos de tortura, como si hizo la dictadura. Yespecialmente, porque en los setenta, la sociedad no era una “victima en medio de dos bandos” sinoque estaba claramente alineada (de forma más o menos consiente) hacia algún bando.Pues lo que molesta al contra-relato es que ante los juicios por lesa humanidad a los militares ycómplices del proceso por su accionar violento y terrorista, no haya igualmente un enjuiciamiento(y un lugar en la historia) para “sus” muertos, caídos de forma violenta (aunque en una violenciapara nada comparable con la otra, la estatal).BibliografíaBietti, Lucas, Memoria, violencia y causalidad en la Teoría de los dos Demonios, Finnish Journal ofLatin American Studies, N°3, Finlandia, Abril 2008Feinmann, Juan Pablo, “Peronismo: filosofía política de una obstinación argentina”, fascículos62 Respecto a esta discusión: Izaguirre, Inés “La política de la memoria y la memoria de la política enArgentina”, RyRN°4, Invierno 1998.