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Caliban y la bruja

Calibán y la bruja presenta las principales líneas de un proyecto de investigación sobre las mujeres en la «transición» del feudalismo al capitalismo que comencé a mediados de los setenta, en colaboración con la feminista italiana Leopoldina Fortunati. Sus primeros resultados aparecieron en un libro que publicamos en Italia en 1984, Il Grande Calibano. Storia del corpo social ribelle nella prima fase del capitale [El gran calibán. Historia del cuerpo social rebelde en la primera fase del capital] (Milán, Franco Agneli). Mi interés en esta investigación estuvo motivado en origen por los debates que acompañaron el desarrollo del Movimiento Feminista en Estados Unidos, en relación a las raíces de la «opresión» de las mujeres y las estrategias políticas que el propio movimiento debía adoptar en la lucha por su liberación. En ese momento, las principales perspectivas teóricas y políticas desde las que se analizaba la realidad de la discriminación sexual venían propuestas por dos ramas del movimiento de mujeres, principalmente: las feministas radicales y las feministas socialistas.

Calibán y la bruja presenta las principales líneas de un proyecto de investigación sobre las mujeres en la «transición» del feudalismo al capitalismo que comencé a mediados de los setenta, en colaboración con la feminista italiana Leopoldina Fortunati. Sus primeros resultados aparecieron en un libro que publicamos en Italia en 1984, Il Grande Calibano. Storia del corpo social ribelle nella prima fase del capitale [El gran calibán. Historia del cuerpo social rebelde en la primera fase del capital] (Milán, Franco Agneli).
Mi interés en esta investigación estuvo motivado en origen por los debates que acompañaron el desarrollo del Movimiento Feminista en Estados Unidos, en relación a las raíces de la «opresión» de las mujeres y las estrategias políticas que el propio movimiento debía adoptar en la lucha por su liberación. En ese momento, las principales perspectivas teóricas y políticas desde las que se analizaba la realidad de la discriminación sexual venían propuestas por dos ramas del movimiento de mujeres, principalmente: las feministas radicales y las feministas socialistas.

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La acumu<strong>la</strong>ción de trabajo y <strong>la</strong> degradación de <strong>la</strong>s mujeres<br />

121<br />

y graneros, y motines contra <strong>la</strong> exportación de cultivos locales. 51 Las<br />

autoridades describían a quienes participaban en estos ataques como<br />

«inútiles», «pobres» y «gente humilde», pero <strong>la</strong> mayoría eran artesanos<br />

que vivían de forma muy precaria en estos momentos.<br />

Las mujeres eran quienes por lo general iniciaban y lideraban <strong>la</strong>s<br />

revueltas por <strong>la</strong> comida. En <strong>la</strong> Francia del siglo XVII, seis de los treinta<br />

y un motines de subsistencia estudiados por Ives-Marie Bercé los perpetraron<br />

exclusivamente mujeres. En los demás, <strong>la</strong> presencia femenina<br />

era tan manifiesta que Bercé los l<strong>la</strong>ma «motines de mujeres». 52 Al comentar<br />

este fenómeno, en re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong> Ing<strong>la</strong>terra del siglo XVIII, Shei<strong>la</strong><br />

Rowbotham concluyó que <strong>la</strong>s mujeres se destacaron en este tipo de<br />

protesta por su papel como cuidadoras de sus familias. Pero <strong>la</strong>s mujeres<br />

también fueron <strong>la</strong>s más arruinadas por los altos precios ya que, al tener<br />

menos acceso al dinero y al empleo que los hombres, dependían más<br />

de <strong>la</strong> comida barata para sobrevivir. Por esta razón, a pesar de su condición<br />

subordinada, rápidamente salían a <strong>la</strong> calle cuando los precios de<br />

<strong>la</strong> comida aumentaban o cuando se difundía el rumor de que alguien<br />

iba a sacar de <strong>la</strong> ciudad el suministro de grano. Así ocurrió durante el<br />

levantamiento de Córdoba de 1652, que dio comienzo «temprano en <strong>la</strong><br />

mañana […] cuando una pobre mujer anduvo sollozando por <strong>la</strong>s calles<br />

del barrio pobre, llevando el cuerpo de su hijo que había muerto de<br />

hambre» (Kamen, 1971: 364). Lo mismo sucedió en Montpellier en 1645,<br />

51 Manning (1988); Fletcher (1973); Cornwall (1977); Beer (1982); Bercé (1990); Lombardini (1983).<br />

52 Kamen (1971), Bercé (1990, 169-79); Underdown (1985). Como comenta David Underdown<br />

(1985: 117):<br />

El papel prominente de <strong>la</strong>s mujeres amotinadas [por <strong>la</strong> comida] ha sido comentado con<br />

frecuencia. En Southampton, en 1608, un grupo de mujeres se negó a esperar mientras<br />

<strong>la</strong> corporación debatía qué hacer con un barco que estaba siendo cargado con destino<br />

a Londres; lo abordaron y tomaron posesión de <strong>la</strong> carga. Se supone que <strong>la</strong>s mujeres<br />

fueron probablemente <strong>la</strong>s amotinadas en el incidente en Weymouth en 1622, mientras<br />

que en Dorchester en 1631 un grupo (algunos de ellos internos de una casa de trabajo)<br />

detuvieron una carreta creyendo erróneamente que contenía trigo; uno de ellos se quejó<br />

de un comerciante local que «despachó por mar los mejores frutos de <strong>la</strong> tierra, incluido<br />

manteca, queso, trigo, etc».<br />

Sobre <strong>la</strong> presencia de <strong>la</strong>s mujeres en los motines alimentarios véase también Sara Mendelson y<br />

Patricia Crawford (1998), que escriben que «<strong>la</strong>s mujeres jugaron un papel preponderante en los<br />

motines por el grano [en Ing<strong>la</strong>terra]». Por ejemplo, «en Maldon, en 1629, una muchedumbre<br />

de más de cien mujeres y niños abordaron los barcos para evitar que el grano fuera despachado».<br />

Eran liderados por una tal «Capitana Ann Carter, que luego fue juzgada y colgada» por conducir<br />

<strong>la</strong> protesta (ibidem: 385-86).

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