Revista UNINPAHU No 9
Revista de investigación UNINPAHU No 9
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Ana Mercedes Suárez Ospina<br />
Transformaciones de los sujetos en el campo de la educación: Biopoder y biopolítica<br />
en la sociedad contemporánea<br />
35<br />
campo determinado por razones de ser y saber<br />
hacer, producto de las relaciones con las máquinas<br />
que se convierten en dispositivos generadores de<br />
poder en una sociedad puramente capitalista y<br />
consumista, donde ya no impera tanto el estado,<br />
sino los modos mercantilistas impuestos por las<br />
relaciones de poder que se suceden a través de<br />
redes organizadas en espacios construidos por los<br />
mismos sujetos.<br />
Tras la subjetividad social en las<br />
relaciones de poder<br />
La relación entre cuerpo y educación podría<br />
entenderse desde la perspectiva del biopoder<br />
y la biopolítica, como un poder que regule las<br />
intenciones sociales, partiendo de las acciones de<br />
los sujetos, quienes quieren construir procesos<br />
de aprendizaje y enseñanza bajo producciones<br />
de sentido, marcando las fronteras entre<br />
sociedad disciplinaria y sociedad de control,<br />
influida por la globalización que mueven los<br />
medios de comunicación.<br />
La educación se articula como una forma de<br />
culturización, teniendo en cuenta las habilidades<br />
y destrezas de quienes interactúan para la<br />
construcción y consolidación de instituciones<br />
y aparatos, en un estado aparentemente<br />
moderno, capaz de impulsar procesos para que<br />
el poder sea multiplicador y desarrollador de<br />
competencias que conduzcan a nuevas formas<br />
de producción, partiendo de políticas sociales.<br />
Estas deben posibilitar la inclusión social con el<br />
fin de garantizar o procurar un estado alejado de<br />
vicios y prejuicios que impiden la consolidación<br />
de nuevas formas de poder, que se acerca<br />
más a una dominación marcada por intereses<br />
ampliamente económicos.<br />
Ahora bien, en la biopolítica y el biopoder, el<br />
ideal sería que los sujetos sociales construyeran<br />
conocimiento con sentido crítico para enfrentar<br />
las demandas que en sentido educativo exige<br />
la construcción de un nuevo ser, para que se<br />
convierta en artífice de un lugar imaginado<br />
dentro de un imperio dominado siempre por las<br />
relaciones de poder y contrapoder, que en cierta<br />
forma se articulan con los procesos educativos,<br />
teniendo en cuenta que la educación más que<br />
un arte, es un mecanismo de poder y control en<br />
amplia relación y movimiento con un cuerpo<br />
que quiere pensar y actuar desde lo local hacia<br />
lo global.<br />
El poder del imperio<br />
Entender el poder como dispositivo para la<br />
producción de subjetividades es abrir espacio<br />
para que los imaginarios sociales reconozcan<br />
que las relaciones que se configuran en el<br />
mundo contemporáneo son estructuras de<br />
poder, que permiten la construcción de redes y<br />
dispositivos para producir prácticas sociales y<br />
productivas en un nuevo orden mundial, al que<br />
Hard y Negri (2000), han denominado imperio,<br />
situando este concepto desde la soberanía,<br />
amparada en los procesos de globalización, en<br />
los cuales las máquinas y los dispositivos son<br />
aparatos encargados de gobernar y dominar<br />
el mundo, bajo ese orden que antecede a<br />
fenómenos históricos como el imperialismo.<br />
Ese orden mundial al que se refieren los autores<br />
se constituye como una lógica de mando, donde<br />
la soberanía es el epicentro del mundo. En un<br />
nuevo orden universal conformado por sujetos<br />
que establecen relaciones de poder; en una vida<br />
social que determina un modelo paradigmático,<br />
dando lugar a una nueva forma de relaciones<br />
que es el biopoder; este concepto se relaciona con<br />
la producción de subjetividades que permiten<br />
la generación de aparatos productivos para la<br />
comunicación y legitimización de procesos, sin<br />
descuidar las condiciones de ese orden mundial,<br />
que se mantiene y se articula en medio de una<br />
serie de conflictos.<br />
En este sentido, estas teorías pueden y se han<br />
vuelto dañinas, pues no reconocieron el ritmo<br />
acelerado, la violencia y la necesidad con la que<br />
opera el nuevo paradigma imperial. Lo que no<br />
comprendieron es que la soberanía imperial<br />
marca un cambio de paradigma (Hard y Negri,<br />
2000, p. 13).<br />
De acuerdo con lo anterior, la nueva lógica<br />
de imperio trazada por los autores dista del<br />
concepto de imperialismo, entendido como el<br />
dominio de las naciones para ejercer control en<br />
territorios menos favorecidos; lo ubican en una<br />
concepción más de carácter supranacional, en