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Revista UNINPAHU No 9

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50 Pp 41 - 52. Nº 9, octubre de 2013<br />

los otros temas de la historia. Esta telenovela<br />

marcó una diferencia contundente frente a las<br />

producciones telenovelescas de otros países,<br />

ya que sacó a la mujer de la casa (como ama o<br />

sirvienta) y la mostró más humana, más realista.<br />

Además, mostró en una misma producción el<br />

ambiente rural e industrial en relación con el<br />

ambiente cafetero nacional. El impacto y acogida<br />

en el público marcó los índices de sintonía más<br />

grandes en la historia y como anécdota cuentan<br />

que los televidentes literalmente se paralizaban,<br />

cuando se emitía la telenovela.<br />

<strong>No</strong> obstante, en el recorrido por la etapa de la<br />

televisión privada, se encuentra la producción<br />

“Yo soy Betty, la fea”, también de Fernando<br />

Gaitán, cuyo argumento rompe una regla de<br />

oro de la telenovela al no tener una protagonista<br />

bella: trata sobre Betty (Ana María Orozco)<br />

una mujer muy inteligente y llena de estudios,<br />

pero que por ser fea (como ella misma lo decía)<br />

nunca había podido encontrar trabajo, por lo<br />

cual tuvo que desempeñarse como secretaria<br />

en la empresa Ecomoda; es aceptada porque<br />

uno de los dueños, Armando (Jorge Enrique<br />

Bello), es un mujeriego a punto de casarse<br />

y quiere una cómplice y no una espía que le<br />

lleve chismes a su prometida. Betty demostrará<br />

ser indispensable para la empresa y para<br />

Armando, se enamoró de él y, en consecuencia,<br />

se desató un tejido de situaciones en las cuales<br />

se involucraron la burla de muchos por su<br />

fealdad, la complicidad de mujeres similares<br />

a ella, denominadas “el cuartel de las feas” y<br />

los sentimientos de Betty y Armando en una<br />

compleja historia de amor: Armando primero<br />

la usó para salvar la empresa de la quiebra,<br />

se burló de ella, pero aprendió a conocer su<br />

belleza interior hasta enamorarse; no obstante,<br />

en la última etapa de la telenovela, Betty se<br />

arregla y se transforma en una mujer “bonita”.<br />

Finalmente Betty salva a la empresa, entre los<br />

dos la dirigen y terminan felices. Este es el<br />

argumento de la telenovela más exitosa en la<br />

historia, no solo de la televisión en Colombia<br />

sino en la televisión mundial (Guinness World<br />

Records a la novela más exitosa en la historia),<br />

traducida a 15 idiomas, con 22 adaptaciones<br />

y vista en más de 100 países, que impulsó la<br />

importación de este género a otros continentes.<br />

También, hay experiencias de otro tipo de<br />

telenovelas alejadas del tema del narcotráfico<br />

que han tenido impacto en el televidente y<br />

han servido como producto de exportación,<br />

como “Café con aroma de mujer”, mencionada<br />

arriba, “La otra mitad del sol”, “La guerra de<br />

las rosas”, “Pura sangre”, entre otras.<br />

3.4. Informando y desinformando<br />

La producción de información creció en gran<br />

cantidad con la inyección económica de la<br />

televisión privada, ya que junto a las telenovelas<br />

y los reality shows, son los programas que mayor<br />

presupuesto manejan; así, empieza la era de<br />

la información como mercancía, por esto el<br />

fútbol y las noticias de entretenimiento ocupan<br />

igual importancia en tiempo que las noticias<br />

“serias”. Los canales están pendientes de qué<br />

está transmitiendo la competencia en un afán<br />

desesperado por informar primero.<br />

Pero esta información está enmascarada en una<br />

supuesto halo de objetividad e imparcialidad,<br />

a través del cual la televisión se constituyó<br />

en actor decisivo de cambios políticos, en<br />

protagonista de las nuevas maneras de hacer<br />

política, en las cuales los simulacros de los<br />

sondeos suplantan la participación ciudadana<br />

(Martín- Barbero, 1999).<br />

Los presentadores cultivados en la televisión<br />

mixta, se convirtieron en figuras en la televisión<br />

privada; un personaje televisivo: periodistapresentador,<br />

realmente es un talentoso lector<br />

dramático y emisor de la visión del canal, lo<br />

que remite al concepto de “cabeza parlante”<br />

que propone Bourdieu (1996). Estos personajes<br />

televisivos están en la capacidad de informar<br />

sobre la gripa de un político, al igual que<br />

una protesta estudiantil, con la respectiva<br />

expresión que lo amerita. Dada la competencia<br />

interpretativa de estos presentadores para<br />

presentar la información, ésta toma un aspecto<br />

de veracidad, aún cuando voluntariamente o<br />

no, se esté desinformando, ya que en parte la<br />

desinformación televisiva es involuntaria y, de<br />

algún modo, inevitable. (Sartory, 1997). Pero<br />

lo más criticable es que los informativos como<br />

medio de comunicación, se vuelvan los grandes<br />

voceros y en cierta manera, publicistas de algún<br />

grupo económico, pues como anota Rey (1998),<br />

servirse de ellos para los intereses de un grupo,<br />

es una perversión para el periodismo.

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