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WILSON - Cómo ser un epicureo Una filosofia para la vida moderna

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conocimientos y sensaciones; me habría gustado tener más, pero lo que he

tenido será suficiente cuando llegue la hora. Entretanto, he de cultivar

amistades, enmendar errores y disfrutar de los días y horas que me queden.

NO DES POR SUPUESTA LA OTRA VIDA

«Empero ya las Furias y Cerbero —dice Lucrecio, en referencia al perro de

tres cabezas que custodiaba las puertas del infierno en la mitología clásica

—, lanzando horribles llamaradas por sus bocas, ni existen, ni existir

pueden de cierto». Una razón para lo extendido de la creencia en la

inmortalidad del alma y la existencia de una vida después de la muerte es

que los seres humanos poseen un intenso sentido de la justicia y el mérito.

Tendemos a creer firmemente que los perjuicios a otras personas merecen

castigo, y que fuerzas sobrehumanas proporcionarán ese castigo cuando las

fuerzas humanas no lo hagan. Suponemos que, gracias a esas poderosas

fuerzas, el que la hace, la paga.

La mayoría de las religiones del mundo explicitan que las fechorías

serán siempre castigadas, y que la paciente resignación y el sufrimiento se

verán recompensados. Aseguran a sus creyentes que toda la tristeza

inmerecida será recompensada con felicidad e incluso con bienaventuranza,

y que todo beneficio y placer disfrutados por los malvados en vida será

pagado mil veces en tormentos. Si esto no ocurre en vida del individuo, ha

de suceder en la vida o vidas a las que despertaremos tras la muerte,

reencarnados en animales, bebés, ángeles o habitantes del cielo o del

infierno. De este modo, la injusticia se percibe como una circunstancia

temporal con la que hay que lidiar por el momento. De igual modo,

parecería que si los seres humanos son realmente mortales, no hay

certidumbre de que se vaya a hacer realmente justicia. A menos que la

gente crea de verdad que no puede irse de rositas indefinidamente, dará

rienda suelta a sus peores apetitos.

La ética epicúrea, como hemos visto en el capítulo 6, considera que la

sociedad es relativamente eficaz a la hora de observar una conducta buena y

virtuosa, gracias a que poseemos una conciencia que nos induce sentimiento

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