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WILSON - Cómo ser un epicureo Una filosofia para la vida moderna

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Tampoco las vicisitudes de la adicción, según atestiguan los adictos y las

personas que viven con ellos, contribuyen a una vida placentera.

¡NO SUFRAS EN SILENCIO!

Además de darte permiso para mejorar, el epicureísmo, con prudencia, te

anima a lidiar con tus dolores, evitando el martirio. A menudo se nos dice

que deberíamos ignorar las molestias leves. El epicúreo toma el partido

opuesto. ¿Ese padrastro en el dedo te molesta? Córtatelo ahora mismo. ¿La

bombilla del salón se ha fundido? Ve a por la escalera. ¿Tienes demasiadas

llaves y no sabes diferenciarlas? Sepáralas por colores. ¿Tus niños te dicen

frases hirientes? Diles que paren.

Las peores enfermedades que se puede sufrir son aquellas en las que el

dolor es punzante o abrasador, con fiebre alta, dolor en las extremidades,

náuseas y mareos, dolor pulsante en una muela, ruidos ensordecedores o un

hambre atroz. En el lado de lo psicológico, los peores trastornos son la

desesperanza, el terror, los celos y una ansiedad implacable. Algunas

situaciones de la vida son sencillamente desagradables, pero no terribles

como los extremos de dolor físico y mental que acabamos de describir: son

estar estresado, aburrido, cansado y con frío. Estos estados físicos y

mentales pueden arruinarle a uno la vida, o al menos el momento actual, e

impedirnos disfrutar de las cosas buenas a nuestro alcance.

Cuando te aprietan los zapatos es difícil disfrutar de esa arquitectura que

has ido a ver tras viajar kilómetros. Por encima de todo, hay que resistirse a

la superstición y la tentación de hacer del dolor una virtud moral. Una larga

tradición, no solo de la filosofía occidental, sino también de muchas otras

filosofías y religiones, enseña que el sufrimiento es bueno y que nos

proporciona compensaciones futuras o en otra vida. Durante siglos se urgió

a la gente a soportar sus penalidades e injusticias, asegurándole que al final

todo acabaría bien para ellos. Y a veces estamos demasiado cansados,

distraídos o perezosos como para hacer que las cosas mejoren. Seguro que

tienes zapatos que aprietan, una chaqueta que te hace parecer desaliñado, un

cubrecamas de un color que sencillamente no te gusta. ¿Por qué sigues

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