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WILSON - Cómo ser un epicureo Una filosofia para la vida moderna

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asienta en métodos sensatos, de los que los de mayor éxito podrían ser, en

realidad, filosóficos.

Cuando no se dedican a señalar las paradojas y problemas del

hedonismo, los investigadores de psicología que trabajan en este tema nos

aconsejan buscar experiencias placenteras en lugar de comprar cosas. Esto

suele considerarse un buen consejo, pero ¿no es acaso el objetivo de toda

compra tener una experiencia agradable con la cosa en cuestión? ¿Y no es

comprar cosas, intrínsecamente, una experiencia placentera para todo aquel

que no odie ir de compras?

Estos son buenos argumentos. Pero no está de más recordar que

comprar un lápiz de labios o unos calcetines con purpurina puede resultar

considerablemente más divertido que poseer e incluso que ponerse el lápiz

de labios o los calcetines. Comprar un producto primorosamente

empaquetado y con un agradable aroma a albaricoque y miel puede ser más

divertido que cubrirte el cuerpo con una crema pegajosa. Si quieres gastar

dinero en esas cosas, ten en cuenta que el placer que obtengas puede que se

limite al momento de la compra.

Como cualquier postura, el hedonismo (la doctrina de que el placer es el

único bien, y el dolor, el único mal) puede llevarse a extremos absurdos e

insostenibles que los epicúreos, del pasado o del presente, nunca

pretendieron. Imaginemos, por ejemplo, que se inventa una nueva droga de

fácil acceso a todo el mundo que, por unas pocas monedas al día, permite a

quienes la toman vivir en un éxtasis permanente del alba al anochecer, y a la

vez les permite llevar a cabo las tareas más repetitivas y degradantes en

condiciones objetivamente terribles, entre ratas, pulgas y cucarachas. Ya

existen drogas que permiten a los soldados, en misiones de combate, matar

en un estado de alegre entusiasmo y sin dolorosos escrúpulos. ¿Pensarías

que tienes una vida agradable en la primera situación? Si la respuesta es no,

está claro que no entendemos por placer un sentimiento subjetivo que no

guarda relación intrínseca con las circunstancias y el entorno. Tampoco

puede el epicúreo, por razones que exploraremos a fondo en el próximo

capítulo, considerar que la existencia de drogas que permiten matar

alegremente y sin conciencia (en oposición a las drogas que alivian los

dolores físicos agudos, crónicos o incurables) es un bien para la humanidad.

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