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WILSON - Cómo ser un epicureo Una filosofia para la vida moderna

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qué es realidad? En la opción 4, por mucho que queramos no

conseguiremos ponernos de acuerdo. Puede que nuestra disputa sea

insuperable, incluso tras haber investigado nuestros equipamientos

sensoriales tanto como sea posible.

Podríamos acordar que estamos en desacuerdo sobre la base de que es

irrelevante. Tú, con tu supersentido del olfato, puedes salir de la habitación

para alejarte del olor que solo tú puedes percibir. O puedo complacerte y

abrir la ventana para despejar ese olor que yo no huelo. Pero nuestro

desacuerdo puede convertirse en conflicto. Insistes en que abra la ventana

para despejar el ambiente, y yo me niego porque estoy resfriada. Nuestras

distintas maneras de percibir la realidad amenazan con desencadenar una

pelea. Ahora competimos por determinar quién sufre más y quién merece

más poner remedio a su mal: tu sufrimiento por el olor que solo tú hueles o

mi resfriado si abres la ventana para aliviarlo. Gran parte de las disputas

domésticas implican juicios de percepción acerca de la vestimenta

adecuada, de comida bien o mal preparada, un desorden inaceptable y

sutilezas similares. Las cosas se pueden poner feas cuando la gente ve el

mundo de manera diferente y cree que está siendo atacada debido a las

percepciones erróneas de la realidad de otras personas.

En este caso, la moraleja es que aunque nadie puede asegurar que

percibe directamente la realidad, el desacuerdo acerca de qué está pasando

puede tener consecuencias desafortunadas. A veces se pueden solventar

desacuerdos y evitar prácticas dañinas si se identifican y eliminan las

influencias que distorsionan la percepción. Pero las dos partes en disputa

pueden no ponerse de acuerdo. Por ejemplo, tu hijo adolescente puede

pensar que hay factores que afectan de modo adverso a tu juicio acerca de

cómo se debe vestir en la escuela, es decir: que estás pasada de moda y no

tienes una experiencia escolar reciente. Tú crees que apelas a estándares

atemporales de buen gusto. Lo que para ti es descuidado o cutre, para él es

ropa ideal para la escuela. Esto puede causar gritos, lágrimas y dolor de

cabeza. El desacuerdo no solo es desagradable; en realidad importa quién

tiene la razón. Tus estándares de buen gusto pueden exponer a tu hijo a

innecesarias humillaciones; por el contrario, su obstinación en sus

preferencias puede causar juicios erróneos acerca de sus capacidades.

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