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418 riiiMEn ANO DE LATÍN Í CASTELLANO.
granizo es signo de tempestad, y granizando en el estío, se destruyen las
mieses. — Si solo granizara en el invierno, no temblarían los labradores.—
Truena: ha tronado sobre nuestras cabezas y el trueno es señal de la ira de
Dios. — Creemos á veces que está tronando, y es el ruido de un carro lo que
suena. — Si sales, tronará. —Si hubiese tronado, lo hubiéramos oido.—
Relampagueaba en la campiña y nuestros ojos estaban deslumhrados.—Ha­
bía relampagueado mucho; mas los reí impagos cían menos brillantes y
menos vivos. — Todo ora fuego. —Relampaguee y truena,oh Dios mío, y des­
plegúese tu mágestad.—Si relampaguease, si tronase así por mucho tiempo,
pereceríamos de espanto.
Verbos Uur, currilur, vcn'dtir, pugnalur.
63. Se va y so viene.—Se iba y se venia. — En la arena se combate, en
el estadio se corre.—En una batalla se va, se viene, se corre. — Necesario es
que se pelee con denuedo para alcanzar la victoria. — Para obtener el pre­
mio en la lucha, era necesario que se pelease por largo tiempo. — Para ven­
cer en la carrera era menester que se corriese con grande aliento ó ir bien
preparado.— Se vendrá al dia del juicio y juzgará Dios los vivos y los
muertos y se irán cumpliendo las profecías. —Si se fuese, si se hubiese ido
á visitar al enfermo, habría recobrado ya la salud. — Es necesario que ss
vaya á la ciudad: se irá, el rey lo manda.
Verbos paenilet, pudel, piget, tcedet, misercl, &c.
Tema.
64. El hombre se arrepiente siempre de haber obrado mal. — Cuando ha­
gas mal te arrepentirás. — Si te arrepintieras, obtendrías el perdón— Cuan­
do te arrepientas, te perdonará la justicia divina. — Pecadores, ya os tiempo
de arrepentirse.— Corregid vuestros yerros, arrepintiéndoos.— Hijos míos,
procurad que vuestro padre no se avergüertce de vosotros.—¿Quilín se ha
avergonzado nunca de la virtud? — ¿Cuindo os avergonzareis da esa ambición
desmesurada?—Cuando os hayáis avergonzado de la pereza, os haréis labo­
riosos.— Avergonzaos da las acciones deshonestas. — Nos pesa de haber fal­
tado á nuestro deber, y me pesaría do faltar todavía. — Os pesará algún dia
de haber despreciado los estudios.— Os pesará, pero vuestro pesar será ya
tardío. — Me pesa, dirá cada uno do vosotros, do habor perdido un tiempo
precioso. — Me pesaba cuando me obligó el deber al trabajo; he murmurado,
pero me pesó pronto.—Pésame por siempre y mas me pesaría, sí no hubiese
reconocido mis errores. — Los malvados á quienes acusa su conciencia, so
hastían con frecuencia do su vida.—Me he hastiado do los males que su­
fro.—Quiso dejar la casa paterna; pero se hastió luego di su nueva condi­
ción.— Creo que nadie se hastiará de la Virtud. — Avergoncémonos de los
que se hastían de ella. — Si los Atenionsas no se hubieran hastiado do la vir­
tud da Sócrates, no le habrían dado la cicuta. — ¿Quién se apiada del pere­
zoso?—Nadie se ha apiadado nunca de los porezosos.— Para satisfacer su
pereza, no se apiadirían do nadie. — Apiadaos de los pobres. — Los pobres
sufren y lloran. ¿Quién se apiadará de ellos?— Apiádens» los corazones