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<strong>Cuentos</strong> y <strong>mitos</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong><br />
11. Kwoimoi se come las máscaras<br />
—Pero, suegro, tu invitación significa mucho para mí, pues eres un<br />
gran capitán. Pue<strong>de</strong>s estar seguro <strong>de</strong> que iré a visitarte. Sin embargo, has<br />
<strong>de</strong> saber que cuando Tjenemu Ofoda-a me dio <strong>de</strong> tomar jugo <strong>de</strong> palo, yo<br />
aún no veía ni sentía las cosas.<br />
Kwoimoi se fue muy enojado. También Wajari <strong>de</strong>jó Pureydo para ir a<br />
su otra churuata, Umonaja Ojuna, situada en el medio <strong>de</strong>l mundo. Wajari<br />
recogió distintos pa<strong>los</strong> para preparar el dada, el jugo <strong>de</strong> palo. Porque <strong>de</strong><br />
nuevo quería estudiar para el Warime.<br />
Wajari bebió la bebida mágica, el dada, y en sus pensamientos tomó<br />
la forma <strong>de</strong> distintos animales, entre el<strong>los</strong> la <strong>de</strong>l picaflor que bebe el<br />
néctar <strong>de</strong> las flores. Luego formuló las palabras <strong>de</strong> <strong>los</strong> animales.<br />
Wajari quedó fuertemente narcotizado, así pudo escuchar <strong>los</strong> nombres<br />
mágicos <strong>de</strong> innumerables lugares mágicos. También <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esos<br />
lugares vino gente para la fiesta. Porque hay que saber que todos <strong>los</strong><br />
animales portadores <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s viven con sus familias en las<br />
profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra, en <strong>los</strong> lugares sagrados. Des<strong>de</strong> <strong>los</strong> lugares<br />
sagrados que se encuentran bajo nosotros le llegaron a Wajari las voces<br />
<strong>de</strong> la fiesta, que fueron traídas por una suave brisa. Y Wajari escuchó la<br />
brisa, y sus pensamientos, transformados en picaflores, revolotearon en<br />
torno a <strong>los</strong> lugares mágicos.<br />
Wajari también escuchó las voces <strong>de</strong>l báquiro, <strong>de</strong> la fiesta y <strong>de</strong> todos<br />
<strong>los</strong> lugares sagrados.<br />
Wajari quiso traer algunos animales <strong>de</strong> las entrañas <strong>de</strong> la tierra. Luego<br />
habló <strong>de</strong> <strong>los</strong> huesos <strong>de</strong>l báquiro, <strong>de</strong> su carne, <strong>de</strong> sus ojos, <strong>de</strong> su pelo, <strong>de</strong><br />
su hígado, <strong>de</strong> sus orejas, y les dio forma. El canto se llamaba Dyajowey<br />
Ukempeñu. Y luego trajo la vaca a la superficie <strong>de</strong> la tierra, luego al ime,<br />
el báquiro, <strong>de</strong>spués al mékira, el chácharo y por último al cerdo. A caballo<br />
fue a buscar <strong>los</strong> animales a las profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la tierra.<br />
Creó un lugar para cada animal en la tierra y les dio pensamientos.<br />
Les enseñó <strong>los</strong> nombres <strong>de</strong> <strong>los</strong> parientes y que cada animal transmite<br />
una enfermedad distinta, no vaya a ser que <strong>los</strong> hombres, que comen la<br />
carne <strong>de</strong> <strong>los</strong> animales, vayan a olvidarse alguna vez <strong>de</strong> Wajari. Cada día<br />
aparecerá el animal portador <strong>de</strong> enfermeda<strong>de</strong>s y hay que cantar contra<br />
las enfermeda<strong>de</strong>s para recordar así a Wajari.<br />
El primer día <strong>los</strong> enseñó con puyas <strong>de</strong> raya. El segundo día <strong>los</strong> sopló<br />
con humo <strong>de</strong> tabaco mágico, y luego les fue diciendo palabras mágicas.<br />
Los animales se dieron cuenta <strong>de</strong> que, si no fuera por las enseñanzas <strong>de</strong><br />
Wajari, una vida muy mala les esperaría en la tierra.<br />
Por último, al quinto día, les dio pensamientos tan fuertes que por poco<br />
se volvieron locos. Y dijeron así: “¡No más!”. Pero Wajari no <strong>los</strong> escuchó, les<br />
dio más y más y les dijo que iban a necesitar pensamientos fuertes.<br />
Después Wajari le dio nombre a todos <strong>los</strong> animales, insectos y peces,<br />
y luego a todas las frutas. Actuó <strong>de</strong> esta forma, porque cada uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong><br />
podría tener la enfermedad <strong>de</strong>l báquiro, <strong>de</strong> la vaca, <strong>de</strong>l cerdo, <strong>de</strong>l caballo,<br />
y <strong>de</strong> otros animales. Y todos juntos pue<strong>de</strong>n transmitir las enfermeda<strong>de</strong>s<br />
a <strong>los</strong> indígenas <strong>piaroa</strong>. Si un pájaro se baña en un río don<strong>de</strong> ya anduvo<br />
un báquiro, el pájaro tendrá olor <strong>de</strong> báquiro y podrá pasarle la fiebre <strong>de</strong><br />
báquiro a <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong>.<br />
Wajari regresó con el báquiro a su churuata en Pureydo. Le dijo a sus<br />
parientes que esta vez había escuchado voces buenas. Y como Kwoimoi<br />
nos invitó a su casa, vaya pues Buoka <strong>de</strong> visita.<br />
Buoka estaba ocupado en el arreglo <strong>de</strong> su propia fiesta. Él quería dar<br />
primero la fiesta y no junto con Wajari, como su hermano quería. Aunque<br />
Wajari le había dicho a su hermano que era bien difícil dar solo la fiesta.<br />
—Si Kwoimoi se come tus máscaras, tú mismo serás el culpable.<br />
Pero Buoka siguió con su plan. Wajari le dio el chácharo traído <strong>de</strong><br />
bajo la tierra y Buoka pudo preparar su fiesta. Así <strong>los</strong> mékiras eran las<br />
máscaras <strong>de</strong> la fiesta <strong>de</strong> Buoka.<br />
Buoka salió por el sen<strong>de</strong>ro llevando cinco máscaras <strong>de</strong> mékira.<br />
Kwoimoi lo vio, saltó <strong>de</strong> su escondite y <strong>de</strong>voró las máscaras una a una.<br />
Buoka solamente pudo salvar una sola.<br />
Luego le tocó a Wajari. Primero tomó <strong>los</strong> instrumentos sagrados, las<br />
voces escuchadas en <strong>los</strong> recintos mágicos. Las máscaras iban <strong>de</strong>lante por<br />
el sen<strong>de</strong>ro, eran seguidas por <strong>los</strong> instrumentos, estos por Wajari y este<br />
por las voces, y el cortejo fue avanzando <strong>de</strong> esta manera, en dirección a<br />
la casa <strong>de</strong> Kwoimoi.<br />
Kwoimoi escuchó las voces <strong>de</strong> la fiesta que se iban acercando cada<br />
vez más y gritó: “¡Por fin! Aquí viene mi yerno con su fiesta”. Mientras tanto,<br />
Buoka se había escondido en la madriguera <strong>de</strong> Kwoimoi y apretando<br />
contra su pecho la única máscara que le quedaba, lloraba la pérdida <strong>de</strong><br />
las <strong>de</strong>más.<br />
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