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<strong>Cuentos</strong> y <strong>mitos</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong><br />
27. Canto <strong>de</strong>l armadillo y <strong>de</strong>l oso hormiguero<br />
—Dáselo, Sera.<br />
Woya dijo:<br />
—No, no quiero que sea Sera el que me lo dé. Pues así no vale nada.<br />
El propietario <strong>de</strong>l yopo es el que tiene que dármelo, o sea tú, Remu. Yo<br />
soy un mejor pensador que tú. Yo he soplado yopo y he bebido dada<br />
también.<br />
Remu solamente quería darle un poquito, pero Woya lo quería todo<br />
<strong>de</strong> golpe. Y en verdad se lo sopló todo <strong>de</strong> una vez.<br />
Woya dijo:<br />
—Está bien. Tú también pue<strong>de</strong>s soplar yopo y podrás convertirte<br />
también en un pensador como yo.<br />
Y así Woya le dio tres veces yopo a Sera. Y dos veces a Remu.<br />
El yopo <strong>de</strong> Remu no le hizo efecto a Woya, pero el <strong>de</strong> Woya era más<br />
fuerte.<br />
No le hizo efecto a Sera, pero a Remu sí.<br />
Remu vomitó y gritó:<br />
—Woya me quiere matar, yo mato hombres.<br />
Sera dijo:<br />
—Esa es una visión <strong>de</strong>l futuro.<br />
Remu gritó:<br />
—Ese hombre que entró en mi casa va a matarme.<br />
Sera le dijo a Remu:<br />
—No vales mucho si te emborrachas tan rápido. Es tu error. No tenías<br />
que haber pedido yopo.<br />
Remu gritaba y gritaba y en la figura <strong>de</strong>l armadillo que antes había<br />
sido hombre, corría por toda la churuata, daba brincos y tirábase al suelo<br />
diciendo:<br />
—Woya me quiere matar, pero yo lo mataré.<br />
Sera ató a su hermano, pero Remu rompió las amarras. No había qué<br />
hacer. Sera le pasó la maraca por la cabeza a su hermano y se curó.<br />
Remu le preguntó a su hermano:<br />
—¿Qué me pasó? Tuve visiones sobre el futuro.<br />
—Sí –respondió Sera.<br />
—¿Grité algo malo? ¿Qué fue lo que me pasó? –preguntó Remu.<br />
Woya mientras tanto intervino, le pidió a Sera que no contara lo que<br />
había pasado, pues <strong>de</strong> lo contrario se iba a enojar.<br />
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Sera dijo así:<br />
—No hiciste nada. Estabas sentado en tu banquito.<br />
Woya le preguntó a Remu:<br />
—¿Qué efecto te hizo mi yopo? ¿Qué fue lo que viste?<br />
Remu:<br />
—Vi que me matabas, pero seguro era mentira.<br />
Woya:<br />
—Te dije que el yopo era algo peligroso. No estás acostumbrado al<br />
yopo fuerte.<br />
Remu:<br />
—¿A qué grupo perteneces, Woya? ¿De dón<strong>de</strong> has venido?<br />
Woya:<br />
—Yo vine <strong>de</strong> abajo, hacia don<strong>de</strong> voy a regresar y don<strong>de</strong> seré el padre<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> animales.<br />
Woya le preguntó a Remu:<br />
—¿Y tú, quién eres?<br />
Remu le contestó:<br />
—Mi tierra está aquí. Esta es mi tierra. Yo llegué aquí antes que tú.<br />
Woya se quedó dos días más con el<strong>los</strong> y luego regresó a la casa <strong>de</strong> abajo.<br />
Antes <strong>de</strong> irse, dijo:<br />
—Dentro <strong>de</strong> poco nacerá Wajari y todos uste<strong>de</strong>s serán sus animales.<br />
Pero sépalo, el chácharo, el mékira, será mi animal.<br />
Luego <strong>de</strong>jó la casa <strong>de</strong> <strong>los</strong> armadil<strong>los</strong>.<br />
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