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<strong>Cuentos</strong> y <strong>mitos</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong><br />
7. Diálogo entre dos creadores<br />
—¿Cómo podríamos probar todo esto <strong>de</strong> golpe?<br />
Buoka estalló furioso:<br />
—¡Si no seguimos probando, te caigo a golpes!<br />
—No te fajarás conmigo porque tengo muchísimos parientes, pues<br />
yo creé a todo el mundo. Mi familia es gigantesca –dijo Wajari.<br />
Buoka se calló la boca, no volvió a hablar, se asustó.<br />
—Cuando levanté el firmamento no estabas por ninguna parte –continuó<br />
Wajari–. El cielo es obra mía, trabajé en él más que tú. Tú solamente estabas<br />
<strong>de</strong> espectador cuando lo elevé a las alturas infinitas.<br />
—Cierto, no te ayudé mucho que digamos –dijo Buoka–. Tú sabes<br />
mucho, has hecho mucho.<br />
Y Buoka quedó en silencio.<br />
Des<strong>de</strong> entonces todo el mundo pue<strong>de</strong> ver el cielo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> todas partes.<br />
Porque Buoka solo fue capaz <strong>de</strong> crear la niebla, el rocío y las nubes.<br />
¡Todo lo <strong>de</strong>más es obra <strong>de</strong> Wajari! Buoka también creó algo; no mucho,<br />
porque su creación duró muy poco tiempo. En cambio Wajari creó muchas<br />
cosas durante largo tiempo.<br />
Wajari creó también <strong>los</strong> grupos <strong>de</strong> indígenas: yabarana, waika, guajaribo,<br />
kuiba, guajibo.<br />
—Todos <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> son obra mía –dijo Wajari–. Y tú, Buoka, ¡apenas<br />
has hecho algo!<br />
Arriba, junto al Orinoco, viven <strong>los</strong> indígenas sencil<strong>los</strong>, <strong>los</strong> yabarana,<br />
<strong>los</strong> virú. Yo <strong>los</strong> creé, <strong>los</strong> ayudé a venir al mundo, les di nombre. Y el<strong>los</strong><br />
son muchos. Si me quieres matar, me basta con mandárselo a <strong>de</strong>cir a mi<br />
pueblo y te matarán.<br />
Cuando Wajari enumeró a <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong>, Buoka se asustó porque su<br />
hermano también mencionó <strong>los</strong> nombres <strong>de</strong> <strong>los</strong> salvajes. Pero no <strong>de</strong>bía<br />
haber temido, pues en verdad Wajari no quería hacerle daño.<br />
Y Wajari enumeró <strong>los</strong> lugares, el Sipapo, el Guayapo, hasta el río<br />
Autana, y también <strong>los</strong> nombres <strong>de</strong> <strong>los</strong> que viven por allá. Tomó agua<br />
soplada, <strong>los</strong> soñó y así <strong>los</strong> creó a todos el<strong>los</strong>. Lo que soñó por <strong>de</strong>ntro, lo<br />
vio por fuera y lo creó. Lo que <strong>los</strong> meñé-ruwäs sueñan, por fuera se hace<br />
realidad.<br />
Si estoy aquí sueño algo, si voy a otra parte, lo sueño <strong>de</strong> la misma<br />
manera. Así son <strong>los</strong> sueños <strong>de</strong> <strong>los</strong> meñé-ruwäs.<br />
Buoka encontró agua <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l cielo, le ralló la corteza <strong>de</strong>l kareru<br />
y preparó el agua soplada. Amarró su chinchorro, tomó <strong>de</strong>l líquido y se<br />
puso a pausar y soñar. Buoka todavía no había tenido mujer.<br />
Y soñó a la mujer. Puso su chinchorro al lado <strong>de</strong>l suyo.<br />
—Así la soñé –dijo Buoka.<br />
Y la mujer estaba ahí. Mas en cuanto se levantó <strong>de</strong>l chinchorro, la<br />
mujer <strong>de</strong>sapareció con chinchorro y todo. No la encontró por ninguna<br />
parte, y eso que se trataba <strong>de</strong> Tchejeru, su hermana.<br />
Wajari le preguntó:<br />
—¿Dón<strong>de</strong> está la mujer? Solo <strong>los</strong> sueños <strong>de</strong> <strong>los</strong> verda<strong>de</strong>ros meñé-ruwä<br />
se convierten en realidad. ¿Qué clase <strong>de</strong> sueño es ese que <strong>de</strong>saparece si te<br />
<strong>de</strong>spiertas?<br />
Buoka seguía diciendo:<br />
—Era mi mujer, se convirtió en mi esposa. Y tuve un hijo y una hija.<br />
Ya <strong>los</strong> dos eran gran<strong>de</strong>s cuando <strong>los</strong> conocí.<br />
—¿Y cómo se llaman? –preguntó Wajari–. No tienen nombre porque<br />
solamente <strong>los</strong> soñaste. Los soñaste, pero no <strong>los</strong> creaste.<br />
Lo que Wajari sueña se convierte en realidad. Como lo soñó, así mismo,<br />
creó las plantas y la claridad. Hoy en día las cosas son así: la gente se<br />
casa y tiene hijos. Esto también lo soñó Wajari. Si no lo hubiera soñado,<br />
no existiría nada ni nadie.<br />
—¿Dón<strong>de</strong> está la mujer?, ¿dón<strong>de</strong> están <strong>los</strong> niños? –preguntó Wajari–. Los<br />
soñaste, mas no se aparecieron. Lo que yo soñé sí se apareció. Soñé las plantas,<br />
la tierra, las aguas, <strong>los</strong> animales, la creación en sí. ¡Lo que soñé, lo soñé<br />
listo para aparecer! Lo que tú soñaste, no apareció –continuó Wajari (porque<br />
Buoka no sabía que <strong>los</strong> sueños se hacían realidad).<br />
Callaron y se pusieron a trabajar. Trabajaron con las plantas y crearon<br />
muchas cosas. A <strong>de</strong>cir verdad, Buoka no quería trabajar ni ese día ni al<br />
otro día. Porque Buoka creaba menos, en vano existía el firmamento, las<br />
estrellas, la luz. Buoka solo creó las nubes, las nubes cargadas <strong>de</strong> lluvia.<br />
Primero Wajari situó la estrella pauji, luego las <strong>de</strong>más.<br />
Nuestro cielo es azul, y el cielo <strong>de</strong> todo el mundo también es azul, no<br />
solamente el <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong>, guajibo, kuiva, sino el <strong>de</strong> otros igual. El cielo<br />
es <strong>de</strong> todo el mundo, todos lo pue<strong>de</strong>n conocer. También <strong>los</strong> españoles lo<br />
pue<strong>de</strong>n ver.<br />
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