Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Cuentos</strong> y <strong>mitos</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong><br />
41. Lamento<br />
Pero me acuerdo <strong>de</strong> mi hermana la que cazaba conmigo. Otros dicen<br />
que ya hace <strong>de</strong>masiado tiempo que murió para que nos recor<strong>de</strong>mos <strong>de</strong><br />
ella. Pero yo me sigo acordando <strong>de</strong> ella y estoy muy triste. Otros pue<strong>de</strong>n<br />
reírse, pero yo me he quedado sola y solamente escucho la voz <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
animales. Pero <strong>los</strong> animales no me dicen nosotros dormimos tristes.<br />
Mi padre ya no está aquí en este lugar y yo tampoco soy <strong>de</strong> aquí.<br />
Ahora me acuerdo don<strong>de</strong> vivió mi padre y te digo: “Me acuerdo dón<strong>de</strong><br />
vivió mi padre”.<br />
Tú estás enfermo y creo que morirás antes que yo. Siempre estás<br />
acostado en el chinchorro. Cuando allá te veo, me vuelvo más triste. Sigo<br />
estando triste, me <strong>de</strong>spierto triste. Te cargué y te alimenté con mis pechos.<br />
Te dije que yo fui la que te crie, pero tu madre dice que no te di <strong>de</strong> comer.<br />
Y ahora me dice tu madre que manda a su hijo a estudiar en la ciudad.<br />
Escuché las palabras <strong>de</strong> tu madre. Yo soy una buena mujer, pero si te<br />
vas a la ciudad, seré capaz <strong>de</strong> irme <strong>de</strong> aquí y ahorcarme en alguna parte.<br />
Estoy triste, no soy capaz <strong>de</strong> quedarme.<br />
Pero tu madre me dice que es una buena cosa enviarte a la ciudad y<br />
que tienes que <strong>de</strong>spertarte feliz.<br />
Pero yo creo que <strong>los</strong> muchachos <strong>piaroa</strong> no se <strong>de</strong>spiertan felices en la<br />
ciudad. Mi madre dijo que su hermano, que fue a la ciudad, no se <strong>de</strong>spertó<br />
contento, sino enfermo. Los jóvenes <strong>piaroa</strong> se enferman en la ciudad.<br />
Mi padre se fue a la orilla <strong>de</strong> la tortuga y su hijo se enfermó. El niño<br />
dijo que la orilla <strong>de</strong>l Orinoco es muy hermosa: quedémonos aquí, no<br />
regresemos a la selva. Mi padre me dijo:<br />
—No nos po<strong>de</strong>mos quedar mucho tiempo porque estás enfermo.<br />
Esta no es nuestra tierra, no es la tierra <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong>.<br />
Viajé contigo, hijo mío, a la orilla, y como el pájaro, no pensé en<br />
nada. Vagué como un animal, pero el niño cuya mente va por otro lado,<br />
no pue<strong>de</strong> conocer su casa.<br />
Yo te dije, hijo <strong>de</strong> mi hija:<br />
—Si vas a la ciudad bebe agua y no ron, pues no crecerás ni un poquito.<br />
Si bebes <strong>de</strong> esas cosas, te <strong>de</strong>bilitarás. Yo te lo digo. Te enfermarás<br />
<strong>de</strong> las malas aguas. Y yo <strong>de</strong> nuevo estaré triste y me iré y nunca más<br />
entraré en esta casa. Esta agua no es para <strong>los</strong> <strong>piaroa</strong>. Hace tiempo mi<br />
hermano me contó <strong>de</strong> lo mala que era esa agua.<br />
176<br />
Pero pienso en otras cosas: que no soy capaz <strong>de</strong> darle agua al hijo <strong>de</strong><br />
mi hija. Por eso estoy triste todos <strong>los</strong> días. No soy una buena <strong>piaroa</strong>. En este<br />
pueblo todas las casas me entristecen. No soy <strong>de</strong> aquí. Duermo muy triste.<br />
Mi padre antes <strong>de</strong> morir me dijo que me acordara <strong>de</strong> él si envejezco.<br />
Me dijo:<br />
—Hija mía, me muero. Lástima que sabes muy poco. Pero acuérdate<br />
<strong>de</strong> mí cuando seas vieja. Te hablo <strong>de</strong> mi muerte, pero tú no sabes nada.<br />
Los jóvenes no lloran; cuando envejezcas, lo compren<strong>de</strong>rás.<br />
Ahora que hace tiempo que se murió realmente pienso muy triste en<br />
todo. Constantemente estoy triste y no puedo dormir tranquila.<br />
Mi madre, mi propia madre, me dijo:<br />
—Si una mujer no tiene hijos, no piensa en nada. Cuando crezcas ya<br />
lo compren<strong>de</strong>rás. Yo te lo digo: soy vieja, estoy compungida, soy capaz<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>jarte. Eso le dije a tu tiíto.<br />
Pero mi padre me dijo:<br />
—Te <strong>de</strong>jé en la otra orilla <strong>de</strong>l arroyo. Hijo mío, yo no soy <strong>de</strong> aquí. Te<br />
lo digo, mi hijo, hijo <strong>de</strong> mi hija, que mi espíritu volverá allá adon<strong>de</strong> antes<br />
viví. Soy vieja, pero me acuerdo <strong>de</strong> don<strong>de</strong> me crié, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> se crió mi<br />
padre. Estoy triste, allá, en ese lugar, creció mi hermano y toda la familia.<br />
Allá no hay más hombres. ¡Allá no hay más hombres! Una montaña<br />
<strong>de</strong> piedra se alza por allá. Ha pasado mucho tiempo, pero la montaña<br />
sigue allá. Por la madrugada la montaña está como si echara humo. Sigo<br />
llorando. Mi madre oyó hablar a <strong>los</strong> viejos. Mi madre también lloró. Mi<br />
madre me dijo que lloraba por todas partes y siempre tenía <strong>los</strong> ojos llenos<br />
<strong>de</strong> lágrimas. Nunca se le secaron las lágrimas. Lloró por doquiera que fue.<br />
Tu madre me dijo que antes no era un cuervo viejo. Ahora solo sé llorar.<br />
Pero tu padre y tu abuelo me dijeron que yo seré capaz <strong>de</strong> quedarme<br />
con el esposo <strong>de</strong> mi hija. Pue<strong>de</strong>s cuidar al esposo <strong>de</strong> tu hija, pobre madre<br />
<strong>de</strong> mi hija, cómo te dan ór<strong>de</strong>nes.<br />
No te preparé agua <strong>de</strong> tomar. Pero aquí hay casabe y agua para que<br />
bebas. Sigo durmiendo contigo, muy triste. Hijo mío, estás enfermo. Estás<br />
flaco. No crees qué triste estoy si te enfermas. Pero yo sigo estando<br />
triste si te enfermas, aunque no sea una buena <strong>piaroa</strong>. Siempre te tuve<br />
conmigo cuando eras pequeño. Me acuerdo <strong>de</strong> cómo jugaste, pero ahora<br />
no soy capaz.<br />
Bebiste <strong>de</strong> mis senos, pero ya no lo pue<strong>de</strong>s hacer.<br />
177